domingo, 24 de julio de 2016

IZAR LAS BANDERAS SUFICIENTES



En todos los patios de Guadalajara,
en los niños que corren bajo la lluvia,
en los paraguas fuera de los armarios,
en el historiador autodidacta,
en el ranchero apicultor que saluda
tras los enormes cristales
de una clase en el ITESO,
en el internet que se conecta directo
a la señal de la U de G,
en la rana que empujamos a orilla
de la calle,
en Octavio –el pececito que amaneció
muerto y nos puso tristes,
en el azul cobalto de los mares congelados,
en nuestra primera cita en La Minerva

En el rock nuestro y las movilizaciones
de una tarde de febrero,
en la VII Feria del Libro Independiente,
en las postales sin datos personales
con su explosión de luces y confeti,
en tus brazos abiertos en espera
de algo y no sé qué

En los terracotas de las canciones
tristes de Nick Cave,
en los fajes en los pasillos,
en el rompeolas de un grito
que nadie escucha,
en el primer plano de un dibujo
hecho a mano,
en la casa del árbol: la hilera
de troncos que la lluvia se lleva

Y al fondo: un árbol en llamas


Luis Daniel Pulido

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