Podría decirte que te extraño,
excederme en decibeles
con Judas Priest o Black Sabbath
–ya sabes, evito los ramitos eufóricos
de tu twitter–y al mismo tiempo
salir a las calles a pintar letreros
contra la oprobiosa figura materna
de ese alacrán al que llamas “mi tierra”
Podría, sin duda, y sentirme con ello
un buen hombre, un excelente portero,
el don nadie que más ríe en las fiestas;
disfrutar los beneficios que deja
el ser tu amante y marcar con tu lipstick
los últimos números del bingo
Podría ser uno más de esos tontos enamorados,
escribir cerca de ríos transparentes y cristalinos,
de una flor o de helados de riquísimos sabores
según tu querido y ruidoso parque de la marimba
Podría decirte que te extraño,
hacerlo hasta llegar a cifras nunca alcanzadas,
volverme radicalmente austero a la hora
de contestar el teléfono a los que me felicitan
por tu novela y de la cual no sé nada,
excepto que ha sido publicada
Podría, y es que mi corazón a veces hace maravillas
con su Jerry Maguire de ternura, anotar importantes touchdowns
e irme a millonario, como si nada, a la cama
Podría, sin duda, hacerlo: soy prolijo en esas cosas
de niños de las que tanto me acusas
Pero a veces, como hoy, lo único
que me importa es pedirle a Dios,
los teletubbies o South Park,
esa sonrisa maldita a la que tanto
temes y te hace llorar frente a la chimenea,
el espejo o tu cajita de maquillaje
¿Me enciendes mi habano?
Luis Daniel Pulido
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