Para Marina, mi
corazón, todito
La
verdad nunca intenté olvidarte,
hablar
de caídas verticales en un trago de whisky,
de convertirme
en el tirador avezado de Insurgentes
o cintarear
a Kukulkán en esas noches de playa
en el
Caribe y su estela de bellas mujeres en bikini
Viajé,
es cierto, a muchos lados; hubo cableados
y
una parvada de no sé qué tipo de pájaros,
oaxaqueños
aprendices en citarse en pueblos malditos,
amigos
que nunca lo fueron, balas –de esas– que no matan,
bartenders traídas
desde Guadalajara en aerolíneas
de
primera clase
Entendí
–ya sea por códigos de la mala educación
o porque
abandoné cinco Universidades– que la mayoría
de la
gente aplaude todo tipo de líneas sociales:
subsidios,
independencias, beats, antros,
democracias,
argumentos
culturales
Uno
aprende tantas cosas, pero nunca quise olvidarte:
tomar
atajos que no me corresponden, volverme un extraño
–incluso
para mí mismo–, prescindir de este mecanismo tan raro
que producen
las palabras, respirar hondo y volverme, sí, un Cazafantasmas
Quise,
por momentos, no saber que te casaste con otro.
Nada
del otro mundo, excepto que me he convertido
en una
especie de superhéroe y que derribo muros
de un
sólo golpe aún cuando estoy ausente
Luis
Daniel Pulido
2 comentarios:
Hermoso el poema, bellísima ella...
Un beso
Beatiful thing!!!!!!
Te quiero mucho, Pulidín!!!!
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