Todo lo que prometo, lo cumplo:
amor eterno, una sombrilla, aceite de coco,
una playa deshabitada, un Iphone para que
–cuando a tu espíritu matemático se le ocurre armar
el rompecabezas del pasado– me envíes mensajes
que son verdaderos psicoanálisis sobre el hombre moderno.
Por cierto, ayer soñé que eras una enfermera sexi
que llevaba a mi cuarto. Vimos las radiografías
de mi rodilla dos días seguidos.
Cinco horas después, cuando sientes que mis guiños
son afrentas, camaleones que desempolvan pequeñas batallas
para ver quién tiene el poder, me muestras tu arsenal de luchadores:
Hulk, Wagner, La Mole, Rey Misterio y el más cabrón: el perrito del periférico.
Y apuras tus quehaceres: riegas las flores, dejas comida a tu perro, levantas una ceja y cuadrículas los espejos.
Tomas el lápiz labial y escribes –con mirada de niña mala– lo que me depara el destino.
Yo insisto: te amo; y el impacto de la declaración
fulmina los cableados.
El amor en lo oscurito se filtra como el agua
en las paredes: todos ven el corazón con nuestros
nombres que ilumina la cama.
amor eterno, una sombrilla, aceite de coco,
una playa deshabitada, un Iphone para que
–cuando a tu espíritu matemático se le ocurre armar
el rompecabezas del pasado– me envíes mensajes
que son verdaderos psicoanálisis sobre el hombre moderno.
Por cierto, ayer soñé que eras una enfermera sexi
que llevaba a mi cuarto. Vimos las radiografías
de mi rodilla dos días seguidos.
Cinco horas después, cuando sientes que mis guiños
son afrentas, camaleones que desempolvan pequeñas batallas
para ver quién tiene el poder, me muestras tu arsenal de luchadores:
Hulk, Wagner, La Mole, Rey Misterio y el más cabrón: el perrito del periférico.
Y apuras tus quehaceres: riegas las flores, dejas comida a tu perro, levantas una ceja y cuadrículas los espejos.
Tomas el lápiz labial y escribes –con mirada de niña mala– lo que me depara el destino.
Yo insisto: te amo; y el impacto de la declaración
fulmina los cableados.
El amor en lo oscurito se filtra como el agua
en las paredes: todos ven el corazón con nuestros
nombres que ilumina la cama.
10 comentarios:
Señor, cuántas ganas de comerme su corazón
Lo adoro
(Entre Okey Dana y este poema coqueto, qué calor)
Besos
Eres coqueto y eso no debe causarte problemas, pero te nos escapaste para irta a Chiapas y mira como te va, pues.
Ah, ojitos coquetos.
Te quiero.
Y de que cumples, cumples. Eres un caballero.
Besos
No sean mal pensados,jajaja
me refiero a que eres un muchacho muy educado, en serio
besos, de nuevo
Velo, sobra la explicación.
Me gusta sentirme gatita y restregarme en este poema,miau
Lizeth:
Adelante. Es tuyo ¿Duele?
Besos. Qué calor.
Claudia:
Me equivoqué, ahora ya ni modo. Si las extraño, eso que ni qué
Besos
Denisse:
Un gentleman, sin duda. Gracias.
Loliux:
Pues nomás no dejes mucha pelusa,je.
¿Te puedes restregar en mi rodilla, que me duele?
Besos
Simplemente genial
me encanta leer lo que sube a su blog
lo haría más a menudo pero por el momento el señor Juan García Ponce tiene toda mi atención.
Pero por hoy
paso por aqui ...
Saludos :)
Ujule, coqueto
Besito
Estimada Iris:
Gracias por tu visita. Siempre me reconforta un poquito de sol de Xalapa. Saludos a Laura Baeza y adelante con Juan García Ponce.
Un abrazote
Nicole:
Újule, coqueta
Besos
TE ADORO!!
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