Soy un hombre común,
no aspiro a la verdad universal
ni compenso mi historia con un fin determinado.
Bebo cerveza cortés y comedido,
sin compromiso alguno o consigna de afrenta.
Escribo, eso sí,
pago hasta 50 pesos
por papel y tinta,
por recorridos interminables
en un habano.
El humo es el placer de las minorías,
lo sé, estoy en Sambors
a consecuencia de una domadora
de serpientes que le saca la lengua al gerente.
Ella dice amarme
pero desde mi orfandad de mundo
remonto las aguas de su cintura
como todo escritor desempleado
a las seis de la tarde:
pidiendo que bajo la mesa
se quite la pantaleta
como un tributo a Mozart
y la coca-cola de dieta.
8 comentarios:
Amorcito, eres mi hèroe
Anda, dame juego ¿Sí?
Deberíamos armar un equipo de futbol femenil
¿Qué dices?
Así somos las domadoras de serpientes... juramos y juramos, pero no actuamos... saludos!!!
Este poema lo tengo en un pequeño librito que editaron los de la Tortilla editorialy entregado de tus propias manos a mi persona
Besos
Mariana:
Por supuesto, todo mundo sabe que soy el Hombre Araña
Diana:
Va, chuta, chuta...mmmmmm
Alejandra:
Claro, con la única condición que yo también entre con ustedes al vestidor ¿Va?
Estimada Susana:
Así es, nos hacen sufrir, pero la lucha se hace
Un abrazo
Karen:
Guárdalo bien porque en el Chopo se cotiza en varios ceros a la derecha
Besos
nadie que no sea domador de serpientes sabe lo dífícil que es una femme fatale
Esta bien el poema gracias
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