No importa el tema, la tesis,
los seminarios, el mercurio de Calder,
las razones de quienes te prometimos
libros y no cumplimos;
todos conservaremos para ti
los techos inclinados donde las palabras
-a vuelo de página-
se precipitan en su estado puro:
con el ruido de la lluvia y de las calles.
Entiendo que en Dublín el todopoderoso
tenga vocación de guerra y que nos tiemble
el pulso en los videojuegos.
Entiendo que uno jamás se resigne
a los glaciares que cambian luces por sombras:
cebollitas de cambray por osos polares.
Entiendo que las promesas de volver a vernos
tengan un tanto de porcentaje en la Red
y nada más.
Y mentiría si no me siento
como el beisbolista en el jardín derecho,
y mentiría aún más si te dijera
que cada parte de este poema
-después de leerlos-
los arrojaré a la calle
tal como lo hiciera Hulk
si viviera en un noveno piso
No basta Dublín,
rebasar cientos de automóviles
a 200 kilómetros por hora.
No basta.
Y qué triste no ser el Hombre Araña
y qué triste ver las huellas que desaparecen
tras cerrar la puerta de tu casa.
los seminarios, el mercurio de Calder,
las razones de quienes te prometimos
libros y no cumplimos;
todos conservaremos para ti
los techos inclinados donde las palabras
-a vuelo de página-
se precipitan en su estado puro:
con el ruido de la lluvia y de las calles.
Entiendo que en Dublín el todopoderoso
tenga vocación de guerra y que nos tiemble
el pulso en los videojuegos.
Entiendo que uno jamás se resigne
a los glaciares que cambian luces por sombras:
cebollitas de cambray por osos polares.
Entiendo que las promesas de volver a vernos
tengan un tanto de porcentaje en la Red
y nada más.
Y mentiría si no me siento
como el beisbolista en el jardín derecho,
y mentiría aún más si te dijera
que cada parte de este poema
-después de leerlos-
los arrojaré a la calle
tal como lo hiciera Hulk
si viviera en un noveno piso
No basta Dublín,
rebasar cientos de automóviles
a 200 kilómetros por hora.
No basta.
Y qué triste no ser el Hombre Araña
y qué triste ver las huellas que desaparecen
tras cerrar la puerta de tu casa.
6 comentarios:
Chingón, no resistí las ganas de escribirte, de dejarte este mensaje
Gracias por compartirlo
En Monterrey, pura Fender
Seguimos roqueando
mmmm, Campeche dista mucho de parecerse a Dublín
Besos
Vaya, que fascinantes patoaventuras, Dublin debe de ser hermoso, es uno de los lugares que debo visitar antes de morir...
Gracias por el consejo del snorquel y los goglees, creo que de ahora en adelante los llevaré a todas partes...
Dublín nunca será el mismo.
Un beso!!! y muchos agradecimientos
Diana:
Gracias a ti por leerme. Y seguiremos compartiendo este enorme pastel de cumpleaños
Hijo mío:
Es lo menos que puedes hacer para que me siento orgulloso, ja
Mariana:
Yo digo que sí, más cuando cuando uno se siente triste y nostálgico
Estimada Iris:
En Dublín (nuestro Dublín) hay escritores sensacionales, ya te contaré de ellos
Laura:
Solo espero que cuando vuelvas a Dublín, de un guiño pueda aparecer una orquesta completa
Click
Gracias a ti
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