No tengo historias blancas
ni asombrosos poderes
para enemigos terribles
Sólo hechos sencillos,
baratos, de hule,
almohadas de Vizcaya,
hoteles de paso y canalladas dignas
de un delincuente de doce años
No tengo dragones
zigzagueando en gelatinas,
solo un “quiero cambiar”,
“ser el mejor”, “tu mero Spider Man”
No tengo soluciones antibrujas
ni tsunamis de agua mineral,
sólo un barquito de corcho
para ti (no para Tania, Carolina,
Yoyis, Isabel, Eva, Yesenia,
Marina, Olivia y Alejandra)
No tengo un yate
atado al cuello
ni redondas lunas colgantes,
sólo un puñito de tierra,
una casita con chimenea
y este poema con sabor
a caramelo de vainilla
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