martes, 12 de agosto de 2008

ARROZ CON PALITOS




No todo lo que pasa en un hospital es amargo y triste. Y esto a pesar de que los terrenos médicos pasan por alto muchas veces a los familiares de los enfermos para no confrontar su visión personal, egoísta, inconciente. Imagínese a Hipócrates contestando: si, güey. Porque los llamados médicos internos, abanderados de macroplazas, departamentales e industrias, no ejercen su profesión para subculturas económicas que no obligan precisamente al éxito. Ya vendrá la hora de estudiar una especialidad lo más lejos de Chiapas y así ser parte de la centralización copular de boticarios elite.

¿Para qué asomar la nariz donde no los llaman ni necesitan?

Pero en un caso de emergencia uno no puede hacerle al Baterbly

-¡Enfermera! ¡Enfermera! La paciente de la cama 72 grita bien cabrón de dolor
-Háblele a la doctora Chong- me responde la innombrable con ese desdén de dama de sociedad.

Y allá voy

-Doctora Chong, doctora Chong ¿doctora Chong?

A las dos de la mañana, como el pollito que rompe el cascarón y asoma pico y ojos al mundo, aparece la doctora Chong de entre bolsas de sabritas, cacahuates y una enorme sábana con olor a insecticida. No sé si fue un sueño, pero la doctora medía aproximadamente 1.20 de estatura, por lo que pensé que era testigo de una desbandada de duendes.

-Disculpe ¿Chong es su apellido?
-Sí
-El segundo acaso será Guito
-No ¿Por qué?
Porque eres la doctora Chong Guito

Quizá, algún día, ella y yo comeremos arroz con palitos. Hoy sólo me dio palos, sapos y centellas.

2 comentarios:

cati covarrubias dijo...

Eso, hazme sonreír, vuélveme nube

luis daniel pulido dijo...

Hola, amiga, gracias por el envío. Me compré una pizza regrandota.

Un abrazo