A Mónica
En la madrugada, entre dos y tres de la mañana,
recibo tres mensajes de una amiga a la que quiero mucho,
amiga que en los años de prepa me inspiró a ser el mejor portero del mundo;
“¿Adivina dónde estoy?”, me pregunta por WhatsApp;
y antes de que mis dedos acaricien la pólvora de ese cuadro de letras
de los celulares modernos,
mi amiga se adelanta y me dice “Saludos desde Japón”
Me da su ubicación por el Google Maps y camino con ella,
voy entre un montón de gente –un cielo cableado lleva
pájaros a mi pantalla,
es un video
Luego algo que parece una boda,
caballeros escoltando a una mujer que se cubre de blanco,
un policía indicando lo que entiendo como un “no hay paso”;
la gente se detiene y el contingente avanza,
mi amiga graba
Una foto y un mensaje: ¿Sabes quién es?
La imagen de Hachiko, el perro que esperó a su dueño
diez años en la estación de un tren
(Dios prende fuegos que los hombres apagan para no morir
de tristeza)
Eso hice yo
Los mensajes bonitos siguen, va en lo que parece un Ferry,
en un río cuya brisa es un gatito que se asoma,
abre los ojos
Me desea bonito día y me dice “acá son las 9 de la noche”,
y yo le digo que estoy a punto de salir a correr
y que acá son las seis de la mañana
La última foto: un gigante Mazinger Z
Tomo camino a la carretera
bajo el parpadeo del planeta Marte
Luis Daniel Pulido
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