Recuerdo mucho esos atardeceres en el Tec de Tuxtla Gutiérrez,
última generación de bachillerato,
la invasión coiteca –viajeros cansados de despertar
sus mujeres, ah, sus mujeres dieron sombrita
a la Unión Soviética, a mis discos de Judas Priest;
y vi el futuro: se me caía el pelo y era gordo y le hablaba
a un perro “veo en tus ojos bendición y amor”
Recuerdo que nos sentábamos en círculo
en el césped a escuchar canciones,
puro heavy metal británico,
cortesía de mi querido amigo Miguel Bolaños
Y pasaba Mónica Corzo y les decía a mis amigos
“cállense, perros”;
bueno, no dije eso, pero lo hubiera dicho
si la timidez no me hubiera atravesado
el pecho o la lengua o la filosofía
o la ética… mi ojo izquierdo
Pero dije que vi el futuro
y Mónica se fue 35 años a Noruega
Ahora somos actores,
de los buenos, pero esa es otra historia
y en estos momentos tengo hambre:
me como un nuegadito, un dulce muy rico zoque,
cuyo origen…. ¡No es Villaflores!
Ahhhhhh
Recuerdo el sol de esas tardes,
a mis amigos Carlitos Dávila, Paco Bello,
y el gran Julio Gordillo Camejo,
jugando futbol en las canchas de tenis,
vagos con los que muchas veces fuimos
campeones en la Ciudad Deportiva
De Futbol de Salón y ese equipo a vencer
del que luego fui parte: Chamulas Power
Y los vencimos pero conservo el precio:
dos moretones de sendos cañonazos,
uno de “El Chino” Sergio Jiménez
y otro de Luis Pedrero
Pero no pasaron
Ya luego mi amigo Gaby,
en un acercamiento a la excelencia,
a contar con un portero sexi,
me invitó a jugar con ellos
Ya con más experiencia
y por la distopización de la izquierda contemporánea
o porque quise ser el héroe de una película
o por amor o desamor o las aguas de mandarina de la Tía
y desafiar la salmonelosis,
regresé al Tec para cantar con ellos
“campeones, campeones”
Por si no los vuelvo a ver…
Luis Daniel Pulido
Ilustración: Ramón Castro
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