Yo no tengo nada, no heredé bienes,
no tengo una lista detallada de géneros literarios
en los que hago mi trabajo,
pero tengo amigos que le han pasado encima a Polonia
jugando futbol o al menos esa impresión me dan,
por su seguridad o simplemente por consumar la conducta
económica del “ganar o ganar”,
circunstancias, las mías, de tener unos pesos
haciendo publicidad o correcciones o asesorías
para darle su lechuguita a la consideración, los estímulos,
las satisfacciones inmediatas, el ocio
En una de esas me convierto en uno de ellos,
sociólogos de la paz y la violencia,
proveedores de periodistas en Chiapas
Pero no vine a eso,
a honrar el riel de la tambora,
a doblarle las manos a los hoteleros,
vine –porque me enviaron un video–
a escuchar lo que dijo María Asunción Aramburuzabala,
y platicar sobre responsabilidad fiscal y burguesías
evasoras y que no todo dinero es mal habido
Y es cierto, como tan cierto es que yo estaba
escombrando un terreno y cobraba 200 pesos,
y no sé qué hago aquí picando bocadillos modernos,
si tan sólo soy un hombre sudoroso
y sin la gracia de Dios –por poner un caso–
de no ser el maldito Caballero de la Noche
Luis Daniel Pulido
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