A veces me da por quedarme sentado,
bajo la sombra de la gastronomía tuxtleca,
en las premisas teóricas de quien da la conferencia
árbol que deshoja el viento
Me gusta ver la luz del sol,
los espacios no dominados por el ruido
del discurso y de la gente y de los enormes puentes
y los automóviles
No hacer nada
Que me ofrezcan algo por el placer de rechazarlo,
tocarme la nariz, ver a otro lado,
encuadrar al político miserable
y dispararle
Y ponerme los audífonos
y que venga la muerte y sus salmos
centroamericanos a sacarles flores
de la saliva y el generoso lector
y la ropa limpia
Lávense las manos
y arrodíllense a la ceniza
de su ciudad en ruinas
Luis Daniel Pulido
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