lunes, 19 de septiembre de 2022

BIEN, LUIS DANIEL, LO INTENTASTE


No me gusta salir ni hablar en público. Al menos con la gente que no conozco. Eso de construir puentes literarios o de desarmar las bombas que algunos ven en el lenguaje: sumarme a la liberación de los yugos y lo que se vaya generando, no se me da. Me he vuelto un hombre solitario, así, solitario: fruto colgado de un arbusto artificial o ala de un ave que se mueve lentamente hasta dejar pasar la luz a mi habitación, donde lo primero que veo es un disco de Nick Cave and the Bad Seeds.

Y luego esa sensación que me da verme en fotos y espejos porque veo al monstruo que se muerde las uñas. Mis ojos son feos. Yo soy un monstruo, lo sé. Y me pierdo en el mar sin dejar señal.

Luis Daniel Pulido 

 

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