Ocurrieron hechos profundos y
perdurables,
recuerdo –por ejemplo– las figuras
luminosas
de una discoteca de los 70,
la radio con su cancel abierto
y el pájaro migratorio de la música;
intervenciones militares
estadounidenses y soviéticas
y un sólo hombre que pedía un alto a
la guerra
Tendría ocho o nueve años
y veía esos “raros peinados nuevos”,
la fruta prohibida,
el sudor de hombres y mujeres que la
mordieron,
el desayuno –pan y miel– en la hierba
Vi a lo lejos un país: Líbano,
el alba en rojo como guardián en cada
esquina,
(a ese país lo iluminaban las bombas
desde afuera)
un dios que no era un tema oceánico
sino un pedazo
de tierra: las luces apagadas de un aeropuerto
Y cuando volví hacia el espejo vi a
un hombre
de cuarenta y nueve años
Un disco de rock en la tornamesa
Luis Daniel Pulido
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