Te
levantas y planeas tu día:
desayuno
en Sanborns,
pagar
impuestos al medievo hacendario,
leer
sobre historicistas modernos,
el draft
de jugadores que cobran millones de dólares
Te
permites –si se te hace tarde en la ciudad–
comer con
tus amigos: viejos roqueros
sin
problemas de conciencia,
refrendando
el derecho a la duda,
aún
con habano y whisky
y la
larga lista de objeciones,
eterno
francotirador en la cabeza
Planes:
relatividad general a las causas perdidas
y no
llenarse de piedras órganos vitales
Yo, ya
no vivo acá, y cae la noche
y
regreso a casa a leer mensajes,
ciudades
usurpadas por el dominio
de
pagos a constructores, el Facebook
Extraño
el desierto de Sonora en las postales
de mi
padre
Luis
Daniel Pulido
2 comentarios:
Lo desafortunado de la vida moderna es que nos condena a seguirle el ritmo a través de las redes sociales. Querido poeta, entrañable conocido: escribe cartas y lánzalas al mar. Algún día quizá alguien comience una respuesta con algo como "lo desafortunado de la vida...".
Un abrazo!
Hola, Lidia, pues acá de nuevo, en mi casa, mi isla, mi blog, escribiendo cartas, de vez en cuando remando y siempre de frente al sol
Un abrazo
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