Foto: Brotograhs
A
Marina, este texto y su respectiva canción y video; con todo mi amor
Una
buena idea es radical, no aspira a la derrota, añade textos, bibliografías,
libros, música, procesos, términos, sistemas, y aún así se deriva y se corrige
conforme nos vayan favoreciendo o no: es un engranaje que toma diferentes
cursos y no sólo el de la denuncia fácil, el de voluntades manifestadas, el de
un resumen de reproches.
Las
ideas no pueden ser víctimas de tendencias, aunque en lo superficial pareciera
que de eso se trata. No confundamos. Una ciudad de ideas deliberadamente creada
en temas, convenciones y acuerdos, es una cápsula publicitaria middle class.
Con
todo respeto a los generadores de estas “ideas”, no pueden basarse en
confianzas comunes, generalizadas, donde se diga que tal o cual debate tengan
una duración promedio, un intermedio de Doritos, una entrevista a los nuevos
intelectuales teóricos: Los Tigres del Norte. No me jodan.
Una
idea, es cierto, es espontánea y entiendo que para algunos no pasa de la
ocurrencia y para otros es un juego político y para otros es como la rana que
sale varias veces a la superficie y se hunde en su signo de interrogantes, pero
conlleva sangre; y si eres susceptible a pensarla, te inquieta.
Por
eso una idea no puede ser el cuerpo social de una malograda democracia,
extractos de coros idiotas de conciertos en palenques, la exposición masiva de
“pensantes”. Es una lucha prolongada que exige más de un acuerdo, porque de no
ser así, nos reducimos a un “tuit”, a 140 caracteres, a un apóstrofe, a un
punto en la nada.
Pensemos,
pensemos…
Luis
Daniel Pulido
1 comentario:
Estoy de acuerdo, mjú!!
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