martes, 16 de octubre de 2012

INCENDIAR CIUDADES PARA NO SENTIR FRÍO

Foto: Autumn Spadaro

Hospital del Issste, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; hace unos momentos

Nunca he sido espiritual, buena persona,
el sueño atormentado de mi madre;
volé en primera clase en una aerolínea
que extremaba medidas de seguridad
–como si esperaran ver a un camello
lleno de explosivos cabalgando por las dunas
de un desierto que sólo ellos miraban–
y luego, en señal de paz, bebíamos vodka o whisky,
en realidad no recuerdo

Quise rezar, cerrar los ojos, incendiar el avión
y ser tierno; quise enviar siete perros que olfatearan
el piso para ver si Dios va en un barco pesquero,
en la horda de luces de la Unión Europea,
en un pelotón de mendigos o como simple
agente de la CIA

Lo único que sé es que a veces me da por matar a sangre fría las cosas simples, 
poner en la mano derecha periferias y arrabales que cuando apagan las luces 
disparan a quemarropa la furia y el hambre

Lo demás –si les parece cruel– lo entiendo

Luis Daniel Pulido

2 comentarios:

Karen Kawakabu dijo...

Uffffff, qué poema!!!

Te extraño!!!!

Besitos!!!!

cati covarrubias dijo...

Mi Héroe!!!

Besuquitos!!!