En cierta forma –la mesa servida,
el periódico de la ciudad de México,
las declaraciones de Ibrahimovic,
la abolición de la esclavitud en el cielo
o la África negra– tus manos siguen aquí,
tu amor a los viejos puertos, tu ocasional
buena fe por los niños de la calle,
el sonido de tus pasos subiendo la escalera
como un fantasma de tetitas rosadas
que a nadie le importa; atada a tus miedos
y los títulos en inglés que se suman a los nuevos caminos
de tus neurosis literarias, a todas esas frases sobre el compromiso,
la veldá, el oficio
Las cosas no cambian:
Hueles a pescado y eso me hace
febril e impaciente
Luis
Daniel Pulido
1 comentario:
Y desde que me conociste tomas ansiolítocs, jajajajaja
Besotes!!!
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