Foto: Carlos Nunez
Ayer vi solo el juego de la Súper Copa de España;
ganó el “Barza”. El tiempo, cuando me envenena
con sus prisas, me hace ajustar nuevos planes de vuelo.
De donde estaba, al taller que imparte Mario Bautista
los jueves, se agotaba toda mi flotilla de la fuerza aérea.
Tenía que caminar a prisa, ser más rápido y preciso
que Messi. Llegué a tiempo.
Los Centros Culturales en Chiapas son islas,
islas que manchan los dedos y sugieren que tienen
habitantes: zombies, serpientes, alimañas, hipócritas,
sirvientas.
De regreso a casa –e intercambiando textos, autores,
recuerdos con Mario– volvimos a ser lectores;
resaltamos, como debe ser, libros ajenos
y no establecimos como eje el autorretrato,
lo que escribimos ayer y no generó dinero,
acaso un plato de sopa caliente y veintitantos
gramos de lasaña que poco a poco perdieron
páginas dentro de una botella de vino tinto.
Ya lejos del Centro Cultural –nos dimos cuenta–
no fue necesario inventarnos una ciudad a oscuras.
Esta es así.
Ojalá el arte sea menos descriptivo, fácil, sutil
y sea violento en su fuego, sus cenizas, su naturaleza.
Pero es cierto: yo naufrago en otra isla,
jamás en la de ustedes.
Luis Daniel Pulido
24, agosto, 2012
2 comentarios:
Me encantó tu poema, cariño!!!
Besos!!!
Poesía viril, de hombre de verdad, je!!!!!
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