jueves, 30 de agosto de 2012

YO NUNCA LE CREÍ A NEIL ARMSTRONG, PERO SÍ A DAVID BOWIE


Foto: Tapacholos

A Dany T. Mireles, mi poema grunge de fin de mes
Cuando uno se levanta a las cinco de la mañana
y persigue –en su modalidad profana– la justicia
para todos, el bien en un buen par de zapatos,
la información que se necesita en el punto
más luminoso de la luna, se desdibuja –a güevo–
la huella de Neil Armstrong, la bandera de Estados Unidos
que ondea a siete metros de un cráter que hace de papelería
en Ibiza o Cádiz, en la jurisdicción de una barra libre en Los Cabos,
en la pensión de los viejos estadounidenses que compran casas
en Tijuana y ven el cielo como si también fuera de ellos

Alguien tendría que sugerirles, en un ejercicio de “cierto y falso”,
que el Universo tiene mucho de sin ton ni son y que igual devora
galaxias o simplemente es el lugar más distante entre un parpadeo
y otro

Luis Daniel Pulido