La aurora: semilla de uva que revienta.
Tickets marcados por el fuego posibilitan otros caminos y sí, pedimos otra.
Una iguana baja por las escaleras del backstage:
alfombra roja empolvada de semáforos.
El país por dos horas es transparente
y un niño empieza a escribir tu nombre en nopales.
Va descalzo y duerme a tu lado.
Bajo la arena un pavo real de fuego
abre su plumaje y espera la cosecha:
serpientes de cascabel, naranjos y dunas.
Mañana a las 2:15 un apacible cocodrilo
cruzará el desierto bebiéndose de un golpe la arena.
El sabor a mole llega a tu boca
como el primer rayo de sol después
de tantos kilómetros recorridos.
Recuerda: no despiertes de golpe.
2 comentarios:
Gracias por no olvidar el blog, por dejarnos este barco de mar y vida
Te quiero!!!
Interesante el recorrido por el mar centelleante, esos nopales pueden ser una ilusión óptica por el cansancio o pueden ser guía de un resquicio de vida. Saludos.
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