Me gusta una muchacha
–la belleza se nutre
a veces de negar el mundo
o de alentar cierta
esperanza de inmortalidad–
que camina como
patito, oso polar, abeja en el suelo,
pájaro somnoliento
La busco: hice un
mapa con lluvia al tercer día,
sin realismo mágico
ni el puritanismo indígena
de los pueblos
Lámina corroída por
la salitre de un frustrado
viaje al espacio, una
estampida de búfalos
hacia los árboles
oscuros de la noche
Es lo que ofrezco
Alguien –una buena
persona– me alcanza las pastillas
que están sobre la
mesa
Un relámpago (¿lo
ven?) se retuerce en el aire
Luis Daniel Pulido
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