Obra: Hok Young Kim
A Jehová le debo mi primer fracaso
amoroso;
un Dios: vestigios de un planeta bombardeado
en los ojos de una niña de doce años,
y cuyo ascendente reconocimiento hizo
que “La Magda” me obligara a bajar la
cabeza
“¿Quién es ese güey, pues?” pregunté
hundiéndome en la arena,
reducido por un sistema represivo de ayuno
sexual,
la mano a la pierna y viceversa
El grito en medio de la noche:
“No sé quién diablos sea Jehová, amor
mío,
pero te lo cambio por los ZZ Top,
ajonjolís para tus moles,
un curso para tu mala ortografía,
un par de chanclas, anda, dime, no
hay prisa”
A Jehová –quien quiera que éste sea–
le debo
mi primer fracaso amoroso: “La Magda”
se tendió
junto al río y pasaron los años y
ahora es una señora
de alcurnia y dinero
Y yo soy el gordito con barba que
escucha rock
todo el día
Luis Daniel Pulido
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