En
México se come bien –le dije a la aficionada
a los
arcos barrocos, el espacio exterior,
las bancas
en los parques con palomas,
la educación
sentimental en 140 caracteres
“Olvídalo,
se come en exceso”, corrijo como quien
da
pausa a la música en Spotify y sabe que es el ronroneo
del
tren a medianoche, el único rostro masculino
que
da seguridad en caso de incendio, ataque nuclear,
seres
de otra galaxia, ex mujeres enojadas
La
comida –genealogía de conquistadores y conquistados–
es corona
de azahares, tallo con espinas,
duelo
de vaqueros, la pregunta desafiante:
“¿Quién
morirá primero?”
“Nadie”,
le digo a la aficionada a Bukowski,
el performance,
el ruido de fondo,
la zozobra,
los travestis asesinos
Un
eructo, como un conejo de fuego,
abre
los labios de la muchacha:
El Alka
Seltzer ha equilibrado el Universo –digo yo
con las
pepitas de calabaza que ya no quiso aceptarme
Luis
Daniel Pulido
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