lunes, 6 de abril de 2015

¿Y A DÓNDE SE FUERON MIS SÚPER PODERES?


Un año sin ti y me han pasado tantas cosas:
eclipses, un schnauzer que duerme en cama,
furgonetas que avivan el fuego,
una ballena –sometida– que levanté
con mis brazos

Y esta tristeza, digamos, interplanetaria,
con falta de apetito,
con un número considerable de migraciones

Madre: me he quedado solo
y no (ya no) soy ese niño que izaba banderas,
comía rápido, jugaba futbol como en la mitad
del siglo pasado: canchas de tierra,
zapatos rotos, suéter de rombos,
ya sea por falta de dinero o por el comodoro
estadounidense, de un barco que llegaba
a casa con uniformes

Cinco días atrás, mamá, me he aislado:
se apagaron las bengalas en el cielo,
el sol que nos robamos del Océano Atlántico,
la luz –en la cajita– de una luciérnaga,
los fósiles homínidos del pleistoceno

Soy, ahora, un hombre de ciencia venido a menos,
una arteria que irriga silencios,
un problema social complejo,
el Espíritu del Gran Jefe Apache
–olvidemos la polémica–
con el que me bautizaste

Mamá, así las cosas:
mi tristeza carece de la frialdad
operativa de los números,
y en esta correspondencia de molinos,
he sido condenado a la hoguera

As bajo la manga:
Tengo nuevos amigos en Toy Story

Luis Daniel Pulido


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