Mi día empieza en la madrugada,
cuatro de la mañana,
cuando en Australia Renata dice, suave,
sí, Renata, al otro lado del cielo estrellado,
sin chilaquiles ni mezcales,
Alto Valyrio, hilito de saliva
en sus labios
Renata –nombre al azar,
ornitorrinco de flores amarillas,
limón partido a la mitad
No sé quién seas Renata,
sólo camina conmigo
y con mis perros
en el séptimo día del mes
lunar griego Thargelion
y líbrame de los sicarios
y la gentrificación
Llévame a comer cochinita
hasta Mérida, Yucatán
Luis Daniel Pulido
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