martes, 29 de enero de 2019

LA VENDEDORA




En México me cerraron
la puerta que da al país
Nicolás Guillén

No supe su nombre
pero parecía una lámpara

No supe su nombre,
si esperaba de mí una moneda,
cinco palabras o un poco de mi sangre

No supe su nombre,
si era una sombra, un desierto
o la roca de su iglesia

Quizá no era necesario nombrarla
ni conciliar tormentas bajo la sombra

Eran los corredores de sus ojos tristes,
su corazón de terciopelo blanco

No supe su nombre,
sólo recuerdo el fogón
y sus pequeñas bestias de fuego

No supe su nombre,
sólo la vi caminar,
envolver con su falda
grillos y estrellas

Y pensé en mi madre,
en la soledad de las señoras grandes

No supe su nombre
pero parecía una niña
al comerse sus dulces

Una cajita de fósforos
es todo lo que ilumina su vida

Luis Daniel Pulido

Marzo, 2007; Oaxaca, México

Foto: Yásnaya Elena



domingo, 27 de enero de 2019

EL RECICLERO




—Comes pájaros, Sara —dije.
— Sí, papá. Se mordió los labios, avergonzada, y dijo:
—Tú también.
—Comes pájaros vivos, Sara.
—Sí, papá.
Samantha Schweblin

Amiga del otro lado de la ciudad:

Yo no veo la vida desde una fuente que hace posible tus sueños. Tengo hambre. Siempre tengo hambre. Mi ventana tampoco está iluminada por el cariño de la gente, no hace que mi cama sea tibia, es la oscuridad que deja el día después de buscar comida en los basureros, de imaginar que cazo dinosaurios y duermo la siesta con algo que hace tiempo no me sale: la sonrisa.

Yo no veo ni siento la vida como te enseña tu maestra: con poesía y juego de palabras, con cosas que nombras, memorizas y etiquetas. Haikús me dices que se llaman. No. Mi escuela y mis libros son la desesperanza, la angustia, la violencia. Y creo que te están engañando o quizá ocultando la mejor parte de la historia: el mundo no es de color rosa.

Yo ayer maté a un gato. Y lo maté porque se llevó mi comida. Y porque no era un dragón ni un dios que responda a mis preguntas. Quiero decir “no pasa nada”.

Pero sabes: te quiero. Y es todo lo que sé.

Si pudieras acompañarme a lavar la sangre de mis manos.

El reciclero.

Texto: Luis Daniel Pulido

Foto: Dara Scully

sábado, 12 de enero de 2019

A VECES ME TIRÓ AL SOFÁ CON LOS OJOS CERRADOS Y ME ACUERDO DE MIS AMIGOS MUERTOS Y DEJO A LA MITAD MI GALLETA




Ya olvidé la idea de tener un hijo;
voy a cumplir cuarenta y cuatro años
y me acabo de inscribir a un equipo
de futbol de veteranos

Y he comprado un perro
y he escrito un libro
y casi (casi) tengo una novia
que se llama Gina

Estoy a prueba: alta gesta
de Ignacio de Loyola,
francotirador desde Guadalajara
en las redes

Y ya no fumo –adiós a los Camel–
y sumo un poco más de dinero
a mis actividades: internet,
aire acondicionado, TV por cable

Ya olvidé la idea de tener un hijo,
me voy con lo que tengo:
las luces del río Grijalva,
los juegos pirotécnicos iluminando los árboles,
el cóndor –el que seré– en los Andes

Luis Daniel Pulido

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; abril 2014

miércoles, 9 de enero de 2019

MUERO




Qué fuera sin ti –barco que se hunde,
submarino sumergido, sangría de sol y arena,
duodécimo molino

Un planeta de mandarines, una caja china,
la Corte Suprema

Un reajuste en los sistemas,
niño que no respira

Ola sobre el pájaro somnoliento,
atarraya de redes recosidas

La luz que se contrae bajo la piedra

Luis Daniel Pulido

martes, 8 de enero de 2019

SATÁN A TRAVÉS DE LA NOCHE



Era un niño –escoltaba
a sus demonios a la puerta;
hablaba poco –digamos con nadie–,
cristal sin luz, pradera de pájaros migratorios,
perros echados a la calle

No era bien recibido en los talleres
de poesía para niños,
no vio tardes que duraban toda la vida
a pesar de que era Satán de ojos grandes

Era un niño –su mirada fija
en una esquina dejaba ver el fuego
en la pulpa de una manzana,
en un centenar de pájaros muertos,
en el Jesucristo glaseado de los diminutivos:
mamita, papito, gordito ¡la chingada!

No entró a tu burbuja de “Dios te cuida
en todas partes”,
no dio señales de bien por aquel ramito
de estrellas fugaces

Mataba y degollaba patos
y después metía sus pies en la piscina

Así me sigo viendo en el espejo


Luis Daniel Pulido


jueves, 3 de enero de 2019

YO EN CASA DE ASHLEY JUDD




Un día eres lector de periódicos por las mañanas,
te llevas las manos a la cabeza por la cifra de muertos,
la suma de quejas por la basura,
el exceso de comunicación en el siglo XXI,
el pragmatismo neuronal para las ideas:
olvidaste –otra vez– sacar el perro a la calle

Un día la avanzada de celulares suple al relámpago,
los sobresaltos

Un día levantas la vista al fuego y ya no hay mamuts
ni dinosaurios ni San Juan de la Cruz ni la noche más oscura
ni la serpiente rocosa en el desierto

Una mujer grita “despierta” y despierto y empezamos
a hablar de la hipoteca y de los cuatro peces que pongo en la mesa

Cuando repose el mar le diré la verdad:
que he viajado por el Universo

No puedo: ella me acerca el celular

Me hablan

Luis Daniel Pulido