lunes, 29 de enero de 2024

CIERTA TERNURA QUE ANUNCIA EL FINAL DE LAS COSAS


 

Hoy me vi –caminaba a entrenar
en un lugar donde no hay un espacio para hacerlo,
y al mismo tiempo pensaba en el error y la idea generalizada
de la necesidad (irrenunciable) a ganarlo todo,
como sea;
en la vida pública y la privada y los escenarios
donde se reparte el poder y los dineros
del narcotráfico y el crimen organizado
Mucho pensar si tomamos en cuenta
que llevo un garrafón de veinte litros de agua
en una mano para ablandar la tierra del basurero donde entreno
Si soy sincero me doy a mí mismo cierta ternura,
porque –es de madrugada– y soy el hombre más solo de la Tierra,
lejos de la sobreoferta y la demanda,
las especulaciones
Y lo teórico y lo jurídico,
palabras más palabras menos,
no lo entiendo
En mi mesa hubo un poco de sopa caliente
y me acordé de mi madre
y me puse los guantes
Y conté: uno, dos tres, cuatro cinco pasos
y despegué hacia el cielo
Un balón naranja es parte del diálogo
y está en mis manos
y me he enlodado
He sido feliz y soy un casi fantasma
que cierra sus ojos y regresa a casa
donde ya no hay nadie
El viento arrastra un montoncito de hojarasca
y todo termina

Luis Daniel Pulido

domingo, 28 de enero de 2024

NO SÉ QUÉ DECIRTE


 

Los domingos decae mi potencial crítico,
que es chiquito, con dos o tres personajes marginales,
una manzana que parto en cuatro partes,
la desbandada de notas prensadas bajo el salero,
un silencio total como barco sin timón:
bebé al que le salen los dientes y Tebas
y, oh, sí, que no resucite Jenni Rivera
Los domingos no se completan ciclos literarios,
veo futbol a las doce del día,
destapo bolsas de pepitas,
me rasco el ombligo y abro las cartas
de mujeres que me dicen "no resuelves"
Los domingos hay tanta música que no me gusta,
un televisor encendido que suena y suena
Los domingos nada vale la pena;
claro, no se te ocurra encender la computadora,
caminar descalzo el perímetro rojo de la web,
salir a la calle, aceptar el saludo del vecino,
de esa “banda” que no rebasa el 1.70
y sin embargo está dispuesta a dar pelea
Los domingos se come rico,
nada de conceptos profundos,
sólo la barbacoa, la hora del Pacífico,
limones sin semilla...
Tu Príncipe de las Tinieblas
Luis Daniel Pulido

miércoles, 24 de enero de 2024

REPORTE DE OTRO DÍA SIENDO UN SENCILLO MOTOCICLISTA DE LOS AÑOS 70


 

Lo primero que leo es “el capitalismo globalizado”
y una invitación a abismarme en las profundidades
ontológicas del pensamiento de Aristóteles,
a la guerra (o conflicto) israelí-palestino,
y una exigencia: lo que pienso
No puedo decir nada,
pues –como en Los Miserables
he robado un trozo de pan para comer;
conciencia de sí, conciencia de otros:
me persiguen
Porque el cansancio y la mesa de libros
y lo que quieren: que opine
Porque cuando se habla del mundo,
nada es suficiente;
ni la voz baja del náufrago diciendo
sus últimas palabras,
ni el Convenio de Ginebra,
la barcaza de proteínas y carbohidratos
Qué tristeza la nuestra,
los detalles precisos e insignificantes,
el amor en los ojos de los gatos,
la imposibilidad de la ternura,
releer a Mafalda
Nos queda el rincón más oscuro de la casa,
las canciones de rock,
las jardineras debajo de las ventanas
Mi abrazo y mi beso para ti a la distancia

Luis Daniel Pulido

CRÓNICA DE UN HOMBRE MIENTRAS ESPERA SUS BISTECES ENCEBOLLADOS (PORQUE, DICEN, ESO COME CONAN EL BÁRBARO)


 

La soledad es una circunstancia,

a veces por tus padres muertos

o gracias a la selección de películas equivocadas,

el balón que revienta en pedazos una ventana

 

Y la vida pasa y sigue y tus amigos

se mueren y ya no hay personajes

para tus historias, las sorpresas;

ni el alter ego ni la llamada

de larga distancia

 

Hay que leer libros,

mover los muebles,

sacudir la cama,

tirar las cervezas que no bebimos

hace dos meses

 

Hay aceitunas negras,

anuncios de once puestos

de pollos rostizados,

esa acústica calurosa

de un pueblo –dicen– mágico

 

Y nadie escucha la nueva canción de Megadeth,

y nadie sabe de los ninjas de la Costa Oeste,

ni quién es Elisabeth Shue, Elsa Aguirre,

una tal Magda Luz de la Prevo,

esa secundaria con escasos elementos

intelectuales

 

Que escribo y me reconocen algunas

recreaciones, algunas ciudades:

cómo le abro las costillas

al cuerpo del lenguaje

 

La sangre

 

Pero nadie escucha la nueva canción de Megadeth;

revientan el cielo con cohetes:

navíos de pólvora para sus santos,

brujos, redivivos danzantes

 

Y los pobres perros de la calle

que ladran y se pierden,

solos, entre el ruido

y la inmundicia

 

Y no hay neblina como en las películas,

mitómanos –eso sí– por todas partes

 

Luis Daniel Pulido

 


viernes, 12 de enero de 2024

ORACIÓN NÚMERO SIETE


 

Sabes que en este país no basta el padre nuestro,
ciertas personas o calles o no meterse con nadie;
ni leer libros, acariciar un gato,
ponerse los audífonos, los felices cumpleaños
Porque los agentes del Estado,
la privación de la libertad,
el carro con cristales polarizados
Porque el amor no es ya la causa
profunda de las cosas
Porque este país es una novela gráfica
de criminales
Pero te quiero y ofrezco lo único que tengo:
imaginarte a salvo en el mejor de los mundos posibles,
mi furia de tortuga ninja,
mis canciones favoritas
Que baste dar mi vida por tu vida,
la memoria de todas las madres
de hijas desaparecidas,
los videos de conejitos comiendo tomates,
mi súplica: que llegues a casa todos los días

Luis Daniel Pulido

lunes, 8 de enero de 2024

DIOS A VECES ES EL CANTO DEL PÁJARO EN LA RAMITA SECA


 

Las tragedias parecen supermercados

donde confluyen, se tocan, gobierno,

periodistas, comisiones de derechos humanos,

autoridades, Deux Ex Machina

 

El recurso es dramático

y se aprovechan

 

Su misericordia tiene precio

y no tienen reparo en llevarse

la sangre a la boca

 

De eso comen

 

Se ven y escriben conmovidos,

algunos hasta lloran

 

Pero la memoria es corta,

muy corta: han echado raíces

con su gobierno del estado

 

Buitres que sobrevuelan a los muertos

y les aseguran un cheque en la mano

 

El like en las redes sociales

 

Un premio, una isla, el pan a sus hijos

 

No hay luciérnagas a las tres de la tarde

 

En tierra seca todo arde

 

Luis Daniel Pulido


Foto: Atilano Ochoa