jueves, 27 de noviembre de 2008

BE-BOP




Luis Daniel Pulido y Sonora Madaux
A Claudia


No hace falta decírtelo,
repetir lo que sabes,
clavar este poema en maderas de nogal.

Hace falta leer a Hunter S. Thompson,
tenerle miedo y asco a Las Vegas,
aprender civismo e historia en el Youtube,
firmar contratos imaginarios con el Manchester,
miss Colombia, el mismísimo Satanás.

No se trata de llegar ansioso a las plazas,
de compartir la trascripción de la novela moderna,
el horóscopo chino, el mayo francés
y lo tibio que son los fregaderos en Vallarta.

Se trata de cerrar los ojos
y escuchar el bandoneón en una vieja iglesia alemana,
de sentirme lejos de los semáforos que marcan las esquinas
y pasar por mis dedos el olor de tu piel.

No hace falta decírtelo,
estallar botellas, encender un cigarro:
hace falta el be-bop de Leonard Cohen,
un par de copas de vino tinto
y decirte que te quiero a las seis de la tarde
como quien lleva bombas en el pecho.

UN DÍA CUALQUIERA



En la foto, Karen Dianne con la pequeña Sonora



Un día cualquiera se deja de fumar
y el humo se va a pique por senderos
infestados de zombis que me confunden
con Mil Máscaras y me devuelven
en un onomatopeya el ring
donde después de cada lucha
miles de mujeres se avientan a mis brazos.

Un día cualquiera un viejo lobo
acepta vivir a nivel del mar
y se arrastra por la arena
en cada segundo que marcan
los relojes digitales

Un día cualquiera el amor
volverá con su luz de espuma
y almendras a los parques,
en la lluvia que cae sobre
el toldo de los acuarios,
en el retobo de precios
a las tienditas de las esquinas,
en las canciones que silbamos,
en croquis que facilitan la tarea,
en fila india o brincando rejas.

Un día cualquiera dejaremos de ser
referentes de “sociedades civiles”
y los derechos ciudadanos
no sólo servirán para construir
escuelas y hospitales,
también para que en sesenta centímetros
de blue-jeans no olvidemos que bajo la luz
de todos los números, todos los registros
y todos los espacios siempre hay una mujer
que redime y pinta cometas porque el misterio
más hermoso no se resuelve: es piel, mezclilla y evidencia

LUNES





Ya llegué (a Guadalajara). Un tío esperándome, muchos espectáculares, cinco vacas en el periférico y hace frío.

Claudia Pon Cáceres


Yo también siento frío como tú
y me hago bolita en mi cuarto
y el periférico que me cuentas
me pasa por dentro, incluidas
las cinco vacas con oscuras manchas.

Mi corazón tiembla
y le salen manitas de cangrejo
y le pido a Dios que los casi
ochenta mil habitantes de Guadalajara
sepan tratar a la reina
y que en la ventana del estudio
te asistan todos los angelitos de la guarda.

Porque uno es fuerte
pero a veces se llora un poquito,
a solas y comiendo yogurt con galleta;
es así que compruebo que no soy de hierro
ni nací en Noruega, pero no dejo de ser
un superhéroe que pega la nariz al cielo
de este poema que en realidad es una oración que dice:
Dios del rock, cuida siempre a Claudia

Desde Pulidín City

Chincho

Luis Daniel Pulido

jueves, 20 de noviembre de 2008

REDEMPTIO



En la foto, Claudia Pon Cáceres y sus lindos sobrinos


Debo aceptar que me haces falta

-que me harás falta-

que mientras a las siete de la mañana de un domingo

te persignas y con ello agrupas el delta de tus vírgenes y santos,

yo destapo otra cerveza y libero a la altura de mis ojos

demonios que se asolean y jamás se arrodillan


Acepto que esto no es un poema

y sí una pequeña compañía aérea comercial,

un cartel publicitario en el Metro londinense


Puedo emborracharme,

dejar que mis lágrimas se resbalen por una Fender

y este recuerdo te persiga y siempre te salga al paso,

pero no: prefiero que transites por nuevos edificios,

que el sonido muerto de las olas no me permita

robarme los tréboles de la suerte de tu falda

y con ello pise los puentes alfombrados del universo


Pero me haces falta

-me harás falta-

seguro de que tu corazón no da vueltas en “U”

porque reniegas de los disparates viales


He aprendido a quererte y a quererte tanto,

que cuando soy Chincho levanto la luz de mi linterna

y aparecen placitas donde niños en ayunas

llenan tu corazón de leche tibia…


…te quiero tanto

YOUR LOVE ALONE IS NOT ENOUGHT*


En la foto, la bellísima Claudia Pon Cáceres


No pago mis deudas con palabras,

tampoco asalto corazones con flores extrañas.

Me levanto temprano y no encuentro ningún punto de apoyo.

Por supuesto no sé volar y caigo.

No descarten ojos rojos, aliento alcohólico,

el peso de una isla solitaria,

palabras –estas palabras- que hacen

de mí un niño colérico que en la escala

social de lo incorrecto inhala cocaína

y cierra los ojos para protegerse de los alacranes

que atacarán en cualquier momento.


No digo “lo siento” ni “gracias”

y parto de la necesidad de juntar un número

considerable de monedas para cotejar

deudas locales y distritales.


Podría suicidarme,

escribir en una carta que no se culpe a nadie

y que la luz de los reflectores

-por la naturaleza autoral de esta obra-

me lleve con los ojos abiertos al cielo de los poetas.


Quizá, pero prefiero sentarme a esperar

postales con esa marca muy particular de quienes

me escriben cada veinticuatro de diciembre.


El amor puede llamarse Claudia,

Leti, Dámaris o Nadia Villafuerte

y mi vida no ser una guerra perdida.


*inspirado en la canción del mismo título de los Maniac Street Preachers

CARTA PARA LILY


En la foto, Karen Dianne y la pequeña Sonora


Estimada Lily:

Tú no me conoces pero soy implacable con la papa y el queso. Juego a ser El Hombre Araña, bucito zarabanda, a poner carita de souvenir para que tu amiga Claudia me compre y me lleve a su casa.

Sé, por los abonos chiquitos de tiendas como Elektra, que la vida es un nudo que se hace y se deshace. Yo no quiero que compres tus primeros juguetes de guerra para exigir un mundo nuevo y por consecuencia de las heridas el Instituto Nacional de Astronomía reporte bajas de constelaciones, estrellas y cometas.

Quiero para ti montoncitos de pingüinos brincando dentro de un vaso de papel, una charamusca de dragones en un barco sin timón, que lo tuyo no sea tristeza sino parpadeos que bajo el agua funden “ciudad burbuja”, donde igual baile un oso polar, un cíclope, un tigre de Bengala. Que al llegar al kiosco de la esquina despiertes de este sueño y jamás, jamás tengas miedo.

Guao, qué bonitos ojos tienes.

Con cariño

Tu amigo Chincho


GRAFFITI


En la foto, Nadia Villafuerte, desde Tijuana con amor


Lo acepto, te llevo en mi corazón como un póster de PlayBoy

Luis Daniel Pulido

jueves, 13 de noviembre de 2008

BITÁCORA DE VUELO




Fue, digámoslo así, una pancita
de medidas razonables.

Yo aseguraba que apuntaba al mar,
Karen a los Pirineos.

En el Metropolitano los médicos
encierran en un círculo la temperatura
y la hora convenida:
Se abre la pancita y nace una niña.

Karen, feliz, la abraza y la besa
al mismo tiempo que me dice al oído:
No me quedó panza ni estrías.

¡Vivan los Bísquets Obregón!

EL DRAGÓN CHIMUELO




A Sonora Madaux, niña de mis ojos y uan, tu, tri de mis poemas matinales

En un rebozo de madreselvas
Sonora sonríe a las hadas del río Santa Catarina

Su latido se desliza a la punta de mis dedos:
Aves marinas constipadas del hipo

Tembloroso me acerco al borde del agua
y compruebo que soy un dragón chimuelo

A Sonora eso no la asusta y con sus ojitos me filma,
registra y recorta: Seré, siempre, su estampita favorita.

COYOACÁN, UNDERCOVER




Hoy desperté lejos de casa. No me cuesta nada imaginar que en unas horas estaré dándole de palos a las facturas traslúcidas de hoteles que disparan al aire y ajustan cuentas mientras mis ojos desnudan a las camareras tarareando Ruby Tuesday.

Lejos de casa por una razón: un lunar de sangre en un pómulo o una nalga puede ser el taconeo de una madre que te reclama, te busca y te grita rumbo al estacionamiento: -¡Hijo, hijo mío!

Las ciudades grandes tardan minutos en reconocernos como hijos suyos, instantes donde un malherido no alcanza el auricular y se desangra y dibuja en su boca una mueca retorcida que nadie encontrará porque corre como una araña a arrinconarse detrás de la tele.

La vida: sol, álamo, relámpago, derrota, fuga, graffiti, disposición, capricho, revólver, centro comercial, zozobra, muerte chiquita, resurrección, televisión por cable, colillas de cigarros, humo, pan, misterio, resurrección, cocaína, automovilistas rabiosos, sangre en las manos, luces parpadeantes, luna ascendente, frazadas de sudor por lo que somos: escorpiones de orgasmos.

Lejos de casa y con altoparlantes donde anuncio mis crímenes recientes, y con ello la nafta y el dinosaurio prehistórico sin cabeza a causa de que la plastilina con el paso de los años es también signo de tantas equivocaciones.

Es evidente que al hablar de la familia lo inadvertido por años fue lo subversivo, la desconfianza instintiva que desarrolló en mí habilidades como las de quitar los tornillos de presión a los usos planos de mi violencia escolar, a cambiar los dogmas cristianos por el resplandor debajo de una falda donde todos los hombres se buscan (y se encuentran) vivos o muertos.


Bebí cerveza, recordé el desprecio fácil y puse valor a mi barrio humilde: una cajetilla de cigarros.

No nacemos cargados de vísperas, pero sí de geografías extrañas; por eso no acuso a nadie. Nada mejor que las máquinas inhabitadas del rock a partir de la incertidumbre y elegir libremente los caminos de la perdición. Una vez salvada la orfandad podemos –con una excelente introducción- tomar la vía más segura para escribir un buen poema y medir, en términos de velocidad, el bienestar que produce viajar por carretera.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

SÓNICO



Por Claudia, el rock y los dispositivos de emergencia,

este vocabulario de sonidos británicos,

dédalos eléctricos y viñetas de coca cola helada,

un single, un buen whisky y reactores sicalípticos

en memoria de The Who y el demonio de Tasmania.


Por Claudia, el periplo de Judas y el gusano de pólvora

que roe Euskadi, este juego luminoso, sonoro y exasperado

de subirle volumen a mi rabia.


Por Claudia, el Halcón Maltés

y los faraones de la antigua Egipto,

Motorhead, Sherpa y Phil Lynnot,

estas ganas de convertirme en los restos de mi padre.


Por Claudia, las adolescentes que fecundan,

El Club de la Pelea, corazones que dicen

más de la vida en los troncos de los árboles.

SÚPER PATITO FILLOL*



Claudia:

Ayer, como te lo prometí, estuve pateando a los bribones. Una patada fue tan dura que Tito tuvo que sacar un paraguas para no empaparse de lágrimas. Vaya fastidio soportar a todos los negritos de la Isla, chillones sin aliados, changuitos brincadores en las pestañas.

Después le atajé un penalti a Miguelín Sariñana, a tu nombre y su barra de televisores encendidos. Por supuesto puso cara de calabacita triste, de pos-halloween, de trajecito polvoriento sin monstruo y sin dueño.

Tito quiso venderme el motor completo de sus jugadas, pero le di otra patada y un piquete de ojos.

Y luego los reclamos y los clavos y los maderos y que me pongo listo y pienso en ti: Claudia, Claudia, Claudia, así todo el tiempo.

A Miguelín Sariñana se le murió su mamá y eso me puso triste. Pero le di un abrazo por los dos. Siempre he pensado que las mamás no deben morir.

Debo decirte que Tito, el diseñador gráfico derrotado, nos invitó muchos tacos.

Quizá piense que tú no me quieres ni tantito, pero el cielo y una banda de rock que se llama Judas Priest dicen lo contrario.

Desde Pulidín City

Chincho, tu Patito Fillol

*Ubaldo Matildo “El Pato” Fillol, legendario portero de River Plate, Racing de Avellaneda y la selección argentina campeona en el mundial 78.

DEL TIEMPO Y MI HUESITO DE CHABACANO



Y ahí están los tictacs del reloj

como deditos pisados por el tiempo:

ay, ay, ay, ay, ay ,ay gritan las manecillas

descolgándose de los años en las manos

del niño que hace cuernos sobre tu cabeza


Un poco de discusión

y el nudo ciego de tus licencias:

“sí, qué bueno, órale”,

otra vez “sí, qué bueno, órale”,

la última “sí, qué bueno, órale”


Después el ninja descalzo

de mi imaginación,

el hot dog sin picante,

los caminos de queso cottage

de la dieta y mi corazón, sí, mi corazón

que te amarra las agujetas

con sus manitas de salsa de tomate


Porque te quiero y por eso tiro

besos para ti desde la ventana

¡mon amour!, ¡mon amour!

mi huesito de chabacano

se llama Claudia

¡muaaaaa!


Desde Pulidín City


Chincho, que digo Chincho, Súper Chincho