domingo, 28 de octubre de 2012

DOMINGO SIN HORIZONTES



En cierta forma la mesa servida,
el periódico de la ciudad de México,
las declaraciones de Ibrahimovic,
la abolición de la esclavitud en el cielo
o la África negra tus manos siguen aquí,
tu amor a los viejos puertos, tu ocasional
buena fe por los niños de la calle,
el sonido de tus pasos subiendo la escalera
como un fantasma de tetitas rosadas
que a nadie le importa; atada a tus miedos
y los títulos en inglés que se suman a los nuevos caminos
de tus neurosis literarias, a todas esas frases sobre el compromiso,
la veldá, el oficio

 Las cosas no cambian:
Hueles a pescado y eso me hace
febril e impaciente

Luis Daniel Pulido

martes, 23 de octubre de 2012

HACE TIEMPO QUE NO LLUEVE, CARIÑO


Foto: The road is home  (Tendworth & Oscar)

A Marina, porque como cita una canción del Barón Rojo: mi rayo es el rock

Este lugar, impronunciable y de coro alarmado
cuando exige respeto y autonomía,
carece de tren bala, de muchachas alegres
de Guantánamo, de estrellas fugaces que nos hagan pensar
que estamos a tres días de la Antártida y no de discursos
desproporcionados por abatir el rezago

Este lugar, al cual no pertenezco, no es el daño colateral
de un terrorista en Oklahoma, pero por las noches deja
caer el peso de sus ojos desalmados en algo parecido
a una Asociación Nacional que igual defiende a improvisados
lingüistas, que el arsénico en el pastelito; en fin, siempre
hay una fiesta para todos

Este lugar, donde la Cultura es coacción y la poesía el tono
impositivo de una felicidad malencarada, entierra las uñas
en el asfalto y aguijonea infamias, envilecimientos,
el periódico que llega a tus manos, la insoportable levedad
de sus redes sociales

Son las seis de la mañana y no hago otra cosa:
Vuelvo a  la cama

Luis Daniel Pulido

viernes, 19 de octubre de 2012

DÉJAME QUE ME VAYA CONTIGO





Foto: The road is home  (Tendworth & Oscar)

A la memoria de Selma, la hija que tuve en mis brazos diez minutos y segundos más, segundos menos


Un día uno se levanta sin vocación y oficio,
bebiendo de la botella whisky o ron,
diciendo pss, pss al perro que no se tiene
pero que dentro de esas rarezas bibliográficas
se aparece y te mueve la cola.

La vida –en lo particular– no es ese gran número
de libros que has leído, ni la mezcla de azucares
y proteínas, constructores temerosos de la inocencia
y la sinceridad; es ese arrebato que nos vuelve
sospechosos de crímenes y robos.

No creo en los hombres de buen corazón,
en los arrepentidos que mordieron el hierro
y hoy con aire de iglesia o convento le dan palmaditas
a cuanto hombre se encuentran en los pasillos
como si escondieran entre dientes coartadas
tan severas como el saber la fecha exacta
del Juicio Final.

No creo en los cordones sanitarios de la inteligencia,
ni en la paloma trinitaria del underground,
la contracultura, en la muerte y resurrección
de lo indie: en lo “independiente” y su aparato
policial de revolución y censura; creo en las mujeres
que se quitan la ropa y tienen coñac en la sobremesa
y ven el fin del mundo sólo cuando toreo o me lanzo en paracaídas.

Un día uno se levanta borracho
y le pide a la alta corte celestial
–que es esa mujer que vino de no sé dónde
para enseñarme sus piernas–
me cambie las almohadas
y me bese y con ello reconstruya
la línea divisoria entre el bien
y el mal.

De paso me quite el dolor de espalda
y llene de dulces la canasta.

Luis Daniel Pulido

martes, 16 de octubre de 2012

INCENDIAR CIUDADES PARA NO SENTIR FRÍO

Foto: Autumn Spadaro

Hospital del Issste, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; hace unos momentos

Nunca he sido espiritual, buena persona,
el sueño atormentado de mi madre;
volé en primera clase en una aerolínea
que extremaba medidas de seguridad
–como si esperaran ver a un camello
lleno de explosivos cabalgando por las dunas
de un desierto que sólo ellos miraban–
y luego, en señal de paz, bebíamos vodka o whisky,
en realidad no recuerdo

Quise rezar, cerrar los ojos, incendiar el avión
y ser tierno; quise enviar siete perros que olfatearan
el piso para ver si Dios va en un barco pesquero,
en la horda de luces de la Unión Europea,
en un pelotón de mendigos o como simple
agente de la CIA

Lo único que sé es que a veces me da por matar a sangre fría las cosas simples, 
poner en la mano derecha periferias y arrabales que cuando apagan las luces 
disparan a quemarropa la furia y el hambre

Lo demás –si les parece cruel– lo entiendo

Luis Daniel Pulido

lunes, 8 de octubre de 2012

QUE NUNCA SE ACABEN LOS LUNES DE FUTBOL AMERICANO






 A Marina

La vida es incidental, se diluye y en su caída,
irónico, puede ser edificante aunque ésta sea
un parpadeo, un astronauta desprotegido,
una mirada triste con sus fuerzas móviles
de exterminio, ojos que se abren y se cierran
y no sacan provecho de nada, incluso del miedo
que da la palabra “cáncer” y nos atrincheremos,
de inmediato, en la última página de un libro
de Auster o Toscana o bien en el potentísimo
Dvd de Slayer en vivo

Nada cambia, quisiera decir, pero mentiría;
se escucha cómo Dios engulle la sopa
de la mesa sin ser invitado y me declara la guerra,
mordaz, silencioso, insolente

Yo no volteo a verlo; que otros se avienten por Él,
que otros se adhieran como moscas a su luz,
a sus camilleros y héroes solitarios,
que otros permitan su paso por la Tierra

Y aquí los pendientes, los “hubieras”, las Cruzadas para forjar este Imperio
que se derrumba y me hace borrar con los pies líneas de batalla
como si la profunda tristeza me hiciera un bombardero suicida,
el hombre en el sofá que fuma y calla y no escucha por cierta parálisis
visual y auditiva a causa de un disparo que no sé de dónde vino

Propósitos, muchos (siempre hago las cosas como si tuviera miles
de ases en la manga)  arcos sin flechas, paraguas, Mevlana Müzesi
e infinitos campos de trigo

Marina……


Luis Daniel Pulido

5, octubre, 2012

lunes, 1 de octubre de 2012

EN VOZ DE SILVER SURFER




Cuando tenía quince años seguí a una hermosa chica hasta el Partido Comunista de Canadá.
Había reuniones secretas y te gritaban si llegabas un minuto tarde.
Leonard Cohen

Nunca he visto un poema
en tiendas de autoservicio,
uno que funcione con sensores
de presión y salgan hadas y brujas

Los poemas que he visto
no hablan de aves que emigren
a Dakota en un sintonizador
de alarmas para tormentas

Hay poemas sobre cacerías,
propiedad privada, peleas callejeras

Poemas consanguíneos,
de ánimo, entereza e indiferencia

Poemas de escolleras libertarias,
de árboles que no completan
el diámetro de selva,
de la webcam revolucionaria:
el alfabeto de una violencia
que ya hemos respirado

Nunca he visto un poema
que desenrede la indiscreta
petulancia de llorar a sus héroes
muertos como Magdalenas,
es decir, de donde viene
ese nacionalismo limpia monedas
que cantan todos los lunes
como niños malcriados

Artistas de la sonrisa falsa,
agentes para la fiesta y el aplauso

Luis Daniel Pulido