jueves, 26 de noviembre de 2009

OKEY, CINDY



Fumabas y olías a té.
-Voy al súper- mentiste.
Y no se trataba de que faltara algo,
sino de remordimientos que te tomaban
por descuido y te hacían pensar en tu esposo,
en tus hijos, en las puertas de servicio
de tu matrimonio donde se te exige
el desayuno y la vitamina de los niños

Pero ni tú ni yo terminamos nada,
ni pusimos en riesgo los 1. 7 millones
de amantes que sí deciden jugarse la vida
gestando en sus entrañas la más dulce llovizna

Hoy –triste por los habitantes desterrados
de los moteles- no dejo de mirar tu lencería
y su eclipse de seda: las mariposas
que revolotean en la superficie lunar,
en el epicentro de lo que duele
y no sirve de nada

Posiblemente este amor
no vale lo mismo al vestirnos,
y tú ante los ojos de tus amigos
-pseudoescritores y sanguijuelas-
volverás a ser la esposa inmaculada,
segura de que no extraviarás monedas
para tu amante en el Mixup,
o en librerías donde aprendimos a contener
la respiración a altas horas de la noche
para derrumbar la ciudad al meter
mis dedos en tu pantaleta con la determinación
de quien labra en olas el hierro de nuestros nombres

Allá tú, yo tengo la sangre suficiente
y los escenarios perfectos para disparar
a matar e incendiar el zeppelin en señal
de que jamás volveré a caer


miércoles, 25 de noviembre de 2009

SAYURI


A Sayuri no le gusta su nombre porque dice que es como un estacionamiento vacío, un taxímetro o un mollete en salsa verde. Yo le digo que es bonito, que he detenido mis palabras frente a su casa sin necesidad de pasarme un semáforo en rojo –de los que ella dispone- en sus avenidas de pequitas cuando en un desentendido de estaciones le suda la nariz y parpadea las luces de la cocina. Debe ser porque ambos estamos a dieta, pienso.

Pero Sayuri insiste en encontrar uno libre, de los que a la mitad de cada letra no la remitan a la embajada japonesa, o a serenatas de inexpertos boleros, o a rockcitos sostenidos por pequeños pedestales. Quiere –si se le dedica- uno de Luis Daniel Pulido. Mínimo.

A Sayuri le gusta la pasta a la boloñesa y comprar revistas de entre treinta y cincuenta pesos. Olvida, al menos por un momento, que quiere cambiar su nombre al de A, Fuego, Colmena, Mediodía.

Yo le digo que se vaya a vivir a mi casa. Tengo libros, Gatorate, baño con agua caliente y un colchón bien bonito donde caben todas las técnicas pre-matrimoniales que he aprendido a lo largo de la vida.

Y no, no te visitará la cigüeña. Hay una farmacia cerca.


lunes, 23 de noviembre de 2009

PROHIBIDO DEGOLLAR PATOS

Resee Whiterspoon

Para Sayuri Catalán


Ella baila y cita
a Seamus Heaney;
no, no es cierto,
no lee a Seamus Heaney

Ella baila y piensa que soy
una superestrella del baloncesto;
no, no es cierto, pero compartimos
el alba y seis copas de vino
en un cadillac negro

Ella baila y dice que me ama;
no, no es cierto,
ve una estrella y la llama Kibu

Ella baila y se desnuda
en un huerto de almendras;
no, no es cierto,
enciende la televisión
y me sirve Jack Daniels

Ella baila y lo hace
en la superficie
de la lámpara mágica;
no, no es cierto,
pega calabazas de Helloween
en la puerta

Ella baila y me dice
“llévame a la cama,
no pierdas el tiempo”;
no, no es cierto,
empezamos la entrevista
y me prohíbe degollar patos


lunes, 16 de noviembre de 2009

OTRO BRILLO DE DIAMANTE


He renunciado a hacer elecciones. Las he sustituido por preguntas.
John Cage


Ayer soñé con mis amigos muertos,
la vida en un barrio anónimo
que nos devuelve el mar en autos
estacionados en doble fila,
señal que en buena parte del camino
el verde árbol de los libros
separa, aplasta, discrimina:
a unos el sol, a otros la sombra,
la furia de los buitres rondando
la sangre de la herida

Ayer soñé con mis amigos muertos,
con el filo de la navaja en tu cuello,
en el hispano con la cuarta parte
del cuerpo hundido en el Río Bravo
y la garganta despedazada
por los perros de la patria:
ahogándose lentamente
entre los nervios tensos del agua

Ayer soñé con mis amigos muertos
y decían que tenía fiebre y proliferaban
demonios que automáticamente declaraba
intransferibles: dulces sanguijuelas
que devoraban la luz de los antibióticos
y renacían como lobeznos de fuego
en la saliva espesa del termómetro

Ayer soñé con mis amigos muertos:
en las moscas y las hormigas
que nos vomitan y nos devuelven
en las personas que nunca fuimos

viernes, 13 de noviembre de 2009

JOHNNY CASH

Johnny Cash y June Carter

A Laura y Eduardo, por la cálida bienvenida
A mi amigo Beto, por las inolvidables fiestas con los dealers de cocaína
A Hugo Montaño, por el pibipollo


Ya hice las maletas,
he guardado el hormiguero
en forma de cuerno y el samurái
que se desatornilla de la tierra
y se presenta como la indomable
lombriz karateca

El match más emocionante
de mi papá en el Frontón México
y el carnet que me certifica
como el dueño auténtico
de mis ojos

Atrás dejo a la sicoanalista
y la empleomanía que trae
bajo la falda y puso en marcha
en el gobierno de Michoacán

Por supuesto, mi disco en vivo
de Emerson, Lake & Palmer del 73,
y el decreto inalienable de ser
el hijo único de mamá en la síntesis
artera del Issste y sus malditos
puerquitos de sangre

No puedo dejar la heroica parrilla eléctrica,
los camarones en órbitas de cilantro y cebolla,
la risa de Nadia cuando me dejaba caer el habanero
en un accidente que desencadenaba competencias
de nombres propios en una escalera de caracol
oxidada y sexualmente razonable

Ya hice las maletas y me sumerjo
en el tintineo de los seguros,
en los pies descalzos del niño que busca el mar,
en los puentes y ríos de grava,
en el calendario que es la luz de los patios,
la extenuante remodelación de exteriores
en las balas de un hombre que asegura ser Johnny Cash

jueves, 12 de noviembre de 2009

ILUMÍNAME, SHIFU



Sólo pido que el amor no le haga agujeros a mis calcetines. Y en los pasos que me den el campeonato, el ratón que me asiste de manager, no me cobre como estrella de Hollywood
(que me diga “yo soy el gran maestro Shifu”, por ejemplo)

También pido que mi historia no tenga la figura materna del best seller, jardines del Museo Del Prado, prólogo de Enrique Krauze

Quiero que en el primer golpe en el cuadrilátero ella me baile como Marisa Tomei (estando yo con vida y no en tributo post mortem de los que hacen en Bellas Artes)

Que aún en el aparatoso nock out seamos inseparables, porque desde que te vi nací en Campeche, un día de sol y frente a la casa de la familia Baeza

Y hoy, mira, no paran de crecerme las orejas

¡Yuju!

Shifu, ¿te debo algo?

miércoles, 11 de noviembre de 2009

RESIDENTES DE UN PAÍS BAJO LA LUZ DEL MISMO COMETA


Para Laura Baeza


No dejaré de construir con centeno y paja
el país que hemos inventado;
pintaré de azul nuestros bienes
y los blandos segunderos de la medusa
cuando el mar sea cercenado
por fantasmas y piratas

No dejaré de remontar la rotación
de los planetas en tu cintura,
cuando las luces se apaguen
y la furia del acantilado
sea una bocanada de metal frío:
la luz matinal del tren expreso

No dejaré de construir Dublín
en el enjambre: en la miel sobre la letra,
en lo que sangra o se destila,
en el polen o el sabor de la almendra

No dejaré de construir en el otoño
y su follaje de dragones,
en la alegría y su extensión
de tierra con alberca;
pero también en la tristeza
de suburbios arbolados,
el plano más hermoso de tu mirada

Noviembre, 2009; Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

lunes, 9 de noviembre de 2009

EL HOMBRE DETRÁS DE LA PECERA


A Laura


En lo que resta de la noche
se trata de vencer lobos multinacionales,
sabuesos de la quinta avenida,
programaciones de Radio Ibero

Levantarse con la Antártida dentro de un vaso de ron
sin que le afecte el tiro de la chimenea,
las tropas de Vauban compartiendo la muerte
en la llama que irremediablemente se apaga

Beber de la botella y buscar al fauno
que promete no devorarse las sirenas
pretextando mi marca de cereal favorita

Masticar los hielos para derrotar el reino
del olvido porque cuando escribo te quiero
aún cambio de color como el pececito
que te ve detrás del cristal de la pecera

viernes, 6 de noviembre de 2009

DUELO DE AMOR EN DUBLÍN


A Laura B.


En Dublín no reconocen
la muerte de niños por amor:
no hablan de mí, de ti, de Irving,
ni obligan a sus héroes a tomar las flores
de tres corazones que acomodan
el paso en un metro de tierra
bajo la mirada fija de la lluvia
y con el velo en los ojos de un relámpago
de crema que se escurre a los labios

¡Mmmmmmmmm!

Pocos ven el remolino de hojas secas
en una nota de jazz que cae del cielo
como una granizada de tachuelas
para que nadie nos siga hasta
que seamos altos y fuertes

Sin olvidar que sólo un buen poema
nos puede dar una casa con jardín y chimenea
y un mar inclinado hacia adelante para deslizarnos
–desde las olas y sin que se nos doblen las orejas-
al rojo de tu boca en el entendido que sí,
Irving y yo, estamos en plena competencia

¿Qué, qué, qué…?

Aaahhhhhhhhh

¿Qué, qué, qué…?

Aaahhhhhhhhh

¿Chorrito de pipí, chorrito de pipí?

Aaahhhhhhhhh

¿Fuercitas, fuercitas?

Aaahhhhhhhhh


jueves, 5 de noviembre de 2009

JAMÁS HE VISTO UN CIELO IGUAL*


Para Laura Baeza, esta película de amor y acción donde los francotiradores desaparecen al tris de sus dedos



He recibido tus postales,
el sol de Cartagena,
la voz en off del efecto Axe
que te lleva a mi cuarto,
a todos esos asuntos relacionados
con la música y la promesa
de editar un libro a la salud de tus piernas

Tiene razón Pepito que el principal
dato biográfico empieza en la prepa;
lo hemos discutido y hay testigos
de calidad que partieron de Alemania
para vivir en Oaxaca las calurosas
noches de Octubre a milímetros
de balas que embarazan y son notificados
en un mail urgente

He recibido tus fotos,
tus altos mandos amorosos
en una blusa trasparente
por los viejos tiempos
tras los quince mil conflictos
y desencuentros

Alguna vez
-y tiene que haber sido
en un bar de mala muerte-
te dije que dejaba atrás la lucha
por los derechos del pueblo
para volverme torero

Y tú me dijiste que desde ya
querías mucha plata
y deshabitar los libros
para vivirlos en su sudor
y su sangre y no sólo en la tinta
y la palabra

Que las mujeres vistan
Margiela o Prada
y nunca olviden
enviarnos postales

*Basado en la película que me impresionó de niño: The Romancing the Stone, con Michael Douglas y Kathleen Turner

*Es también el texto principal en el cortometraje que escribo: Nos vemos en Tokio

miércoles, 4 de noviembre de 2009

QUÍMICA


La recordaré cuando las hojas del otoño caigan y los blancos rocíos humedezcan el verde musgo
Li Po



Quise hablarle. Lo juro. Pero soy muy tímido.
No sé a dónde se van las palabras en esos momentos,
si el corazón –a propósito de salirse por la izquierda-
se va y se bebe unos whiskys para torcer guardia
sobre un barquito de corcho rumbo al Issste,
La Patagonia o el Bosque de Chapultepec

Quise hablarle, preguntarle si al triturar
las pepitas con sus dientes me permite
depositarle flores al rojo de su boca

Hablarle, un poquito, dos palabras,
ninguna con aliento alcohólico,
sólo otro pollito por el mismo precio

Pero no me salen las palabras,
se quedan en el cuadrante de una tormenta,
en los heptasílabos de grillos cantores,
en el alba y su rebozo de orquídeas

Si tan sólo supiera su nombre

lunes, 2 de noviembre de 2009

A LA ORILLA DE LA CARRETERA, MARÍA MAGDALENA*


En estos días donde las motocicletas
rugen en mi auricular inalámbrico de la imaginación,
conduzco sin meta fija y fuera de la agenda
del turista sucio y las organizaciones criminales

Con la calavera en la frente de bacterias
calcificadas y ojos de recién nacido,
pago un hotel de lujo donde construyo
monstruos con las variaciones de voltaje
de un portafolio con un millón de dólares

Cambio naciones de vegetarianos
por pulmones de aire limpio
en la feria internacional de Harleys

Y lo hago en estos días de acometer y crucificar,
cuando la vida no se trata de ahorrar tiempo y dinero
y es un recurso roto con el IVA incluido para verte,
amor mío, cómo te quitas la ropa en una pantalla
de plasma mientras identifico si eres Burbuja, Bombón
o la impredecible Bellota

Sentir que pasas tus cabellos por encima de la almohada
y tu olor se cuela por toda la habitación en un par de serpientes
que se disuelven al poner el motor en marcha
y ver –con el viento en la cara- que el mundo tirita
bajo una estrella como una pista de baile de los años 70

Y sin dejar estelas de movimiento sobre el asfalto
a pesar que de que el amor es una hemorragia
que no para desde que cambié mi oficio de Killer
por el de perro hambriento

*Inspirada en la canción de Jaime López

LA MALDICIÓN QUE CAYÓ SOBRE EL AUTOR



Por Marco Pulido (que es también Zip Pulido, guitarra líder de Los Controvolts)


Cardigan explicó a George mientras se limpiaba las manos del polvo de gis con que había llenado de fórmulas matemáticas un gran pizarrón.

-Como ves he trabajado a fondo este asunto y creo que, infortunadamente, ya verás por qué digo esto, he resuelto el códice misterioso. Fíjate bien, este lado de la pirámide de la Luna (y lo señaló con una regla), el bisel norte de la del Sol que ilumina la luna durante el día primero del equinoccio de primavera y el dorso del cuarto pilar este-sur al frente de la Casa de las Mariposas forman un triángulo cuyas coordenadas, multiplicadas por la cotangente de Pi y aplicando los postulados del teorema Parkinson-Alzheimer resultan, infaliblemente, en que, coincidiendo con la fecha del nacimiento de Huehuetéotl en 6 Conejo, fecha que por supuesto he integrado a la ecuación dividiéndola, como es necesario, entre un múltiplo de Nahui Ollín, queda su vértice opuesto alineado con las Pléyades, señalando un momento astronómico que se repite aproximadamente cada cinco mil años en la misma fecha: la desaparición de la constelación Ishtar en el cielo austral, hecho sólo conocido gracias al estudio de tablillas con escritos cuneiformes antiquísimos y que siempre ha desconcertado a los astrónomos. Se trata de un aviso que se ha venido repitiendo a lo largo de miles de años pero que sólo hace 7 siglos fue observado por el hombre aunque con extrañeza justificada. De hecho se trata del anuncio de una maldición formulada por dioses de increíble antigüedad, quienes proyectando hacia el futuro sus extraños conocimientos vieron con pesadumbre e ira que sus templos y palacios serían profanados en forma más allá de lo soportable. Determinaron entonces pronunciar la maldición para la Tierra que profetiza un destino terrible que cambiará para siempre la faz del Universo y de las criaturas que lo habitan. Lo más grave es que el anuncio de la catástrofe venidera ha permanecido recóndito a causa de nuestra ignorancia a lo largo del tiempo en que el hombre ha explorado el cielo. Ahora que he logrado resolver este enigma me doy cuenta de que es ya demasiado tarde. La profecía oculta a los humanos a lo largo de eones, tiempo está a punto de cumplirse pues ocurrirá el próximo 6 Conejo. El sangriento Huehetéotl prepara ya el festín macabro con que festejará el final de los tiempos y el ¿nacimiento? de un mundo nuevo totalmente ajeno a todo lo que se considera humano.

-¿Cuándo es el siguiente 6 Conejo?

-El 10 de julio. Esto significa que nos queda poco más de un mes para intentar algo que salve el planeta. Darlo a conocer es arriesgado. Y, francamente, no se me ocurre nada que podamos hacer.

-Pero, ¿cómo es que llegaste al conocimiento de todo esto?

-Hace años, en el pueblo de Cidracayote, hice amistad con Coyotzin, un viejo chamán náhuatl descendiente en línea recta de los chamanes de Tlatelolco y de Apipilulco. En una de nuestras largas conversaciones me dijo que tenía conocimiento de la existencia de un códice increíblemente antiguo dibujado en amate por una cultura que definió como anterior a la que considera como suya. Añadió que un brujo, también su colega, lo empezó a interpretar, mas interrumpió este trabajo cuando el horror de lo que las figuras iniciales del códice le mostraron lo obligó no sólo a dejar de lado su desciframiento sino incluso a sepultarlo en las profundidades de una cueva -cuya localización sólo él conocía- y colocarlo bajo siete piedras colocadas en círculo como recomienda el viejo sortilegio de Huitznáhuac debe hacerse con todo lo que se considera maldito y peligroso para el orden perfecto de la vida de los hombres del maíz. Coyotzin, sin embargo, descubrió en sus místicas exploraciones la cueva y rescató el códice. Fue así que llegó a mis manos.

-Cabe una aclaración Cardigan, nosotros no somos hombres del maíz, somos “caucásicos”, podría decirse, para estar al día, que en todo caso somos hijos del maíz transgénico Por otra parte, esa gramínea me produce agruras.

-No nos salvará nada. De ser así no me comería ni siquiera una tortilla. Pero la profecía no perdona a nadie. No hay personas inocentes o ajenas. Los antiguos dioses van contra todo orden establecido, pues la humanidad actual y la recientemente anterior ha roto todas las normas, entre ellas las fijadas por los antiguos dioses del altiplano mexica. Esto ha desatado la maldición ahora imposible de detener. ¡Espera! ¿Qué día es hoy? ¡Mis cálculos están errados! Todas mis medidas las hice de acuerdo con el calendario gregoriano y, en este caso no funciona. Espera, corregiré este par de ecuaciones. Ya está. ¡Malas noticias viejo, la maldición se cumple hoy!

Un fuerte terremoto los hace salir a toda prisa del laboratorio. Afuera el sol se eclipsa mientras aparecen tres cometas de caudas enormes. El sismo no cesa y se abren grietas gigantescas. Hacia el norte refulge una aurora boreal. Súbitamente aparece la luna cosa que, en medio del pánico, viene a desconcertar a los investigadores que se preguntan qué es lo que está cubriendo al sol que no sale de la sombra pese a que pasaron ya más de los 6 o 7 minutos de rigor. Se acerca una tormenta enorme en la que destellan centenares de relámpagos y que viene a agravar la confusión. Se escucha una alerta de tsunami. Minutos después los dos volcanes de la cuenca comienzan a hacer erupción, se escucha en el horizonte lejano la horrísona explosión del Krakatoa, aparecen por el lado de Oriente centenares de víboras, se confirma que un gigantesco aerolito está en proceso de colisión con la Tierra, el Sol inicia su paso de estrella a enana blanca, se escucha un spot presidencial llamando a la calma y asegurando que lo que acontece no reviste importancia…

“Vivir mejor” es la última frase que los seres humanos de este lado del mundo escuchan por radio.

Todo indica que Cardigan y George, y con ellos el resto de la humanidad, no la librarán.

Como no puedo pensar en nada para solucionar esta catástrofe, recuerdo que Mark Twain dejó en una de sus historias a un personaje en un trance que consideró incapaz de resolver y, en consecuencia, recurro al mismo artificio, aunque ninguno de los dos personajes de esta narración alcance la menor profundidad literaria.

Me acojo a la misericordia de la corte.

FIN