lunes, 28 de julio de 2008

EL PULPO


Leti:


Hoy me di cuenta que no tengo corazón sino un pulpo, un pulpo con enormes tentáculos que se desborda por mi sangre, y custodia, celoso, mis ganas de saltar por la vida sin amarres que lo impidan.


Es fuerte, toma algunas precauciones y late. El pulpo es rojo, palpita, está en mi pecho, parece un reloj despertador: tic tac tic tac nada hacia adentro, se encoge, se impulsa, se impulsa, se encoge ¡Caramelos, muelles de acero, perlas de plastilina! ¡Es la torre Eiffel!


Este pulpo no lo descubrí yo, fue un médico que no vino del mar sino del Distrito Federal. Me dijo –vaya, vaya, su corazón tiene un sótano, cuatro ríos subterráneos, una sinfonola, dos ramitas de “tenmeaquí” y una canción de los Rolling Stones, no sé cual, pero ha mutado en pulpo-.


Así que mi pulpo desde hace dos días se llama “Juanito”, el cual he visto medio chamuscado en cada radiografía de torax.


Pero este pulpo no es mío, sino tuyo; y si algún día no estoy, cómprale una pecera.


Te quiero


Desde Pulidín City


Chincho y su pulpo valiente


Posdata: No olvides nuestra fórmula para combatir la sed


A (de agua) + C (de coco) = agüita de coco

TRIBUTO A IVONNE H.

Ivonne y yo disfrutábamos mucho de las nieves de limón, los hielitos crepitantes y cristalizados que como pequeños cráneos triturábamos con los dientes. Lo hacíamos sentados en una banca de cemento, bajo dos pinos altísimos para escuchar ese rumor, a veces en línea, a veces a escala, de gestos a medio freír. Supongo que así son los convidados agridulces, los que subsidian un sinnúmero de contracciones faciales, todas siguiéndome el paso hasta que son recibidos por una comitiva de besos chiquitos. Sentir unos labios fríos ¡guao! es como reflejarse en un mar sin olas, en las lacrimosas sudoraciones de las fresas congeladas, en el repertorio de gotitas de lo que fue un jugo de manzana.

Los besos en el verano son los más ricos, los que por derecho natural nos desnudan sin importar el toque de queda de los padres. Cómo olvidar tu falda, tu pequeña falda contra el viento y yo mirando como te untabas yogurt en las piernas, las que luego abriste para perderme de por vida en ese bosque trenzado de cerezas.

Era la época del heavy rock, y tú –Ivonne- no dejabas de escuchar el Blackout de Scorpions, el Defenders of the faith de Judas Priest; y cuando decidías organizar mis posibilidades amorosas, la elección era Journey.

Mero pasatiempo: besarnos en el sillón, inventar pequeñas ciudades de una apartada región donde el viento arrancaba las hojas sueltas de un cuaderno donde escribíamos poemas para desafiar de pie los lechos nupciales.

Lejos quedó tu tierra, cariño. Lejos el Líbano y los bombardeos, lejos la somnolienta violencia y el tiro a mansalva, lejos la próxima estación: las metralletas apuntando a tu pecho.

Nunca olvidaré tus besos teniendo de fondo One de Metallica, el compás azul de los delfines en tu piel, lo tibio que son los corazones en la preparatoria, mis manos aprisionando tus puños para que no estrellaras el cristal de las ventanas.

Y volver allá, por los rumbos de la colonia del Issste, a comprar más nieve de limón. Preguntar por “la maestra”, saludar con la mano derecha con ese movimiento que nos permite remozar edificios, tal como nos enseñó el profesor Miyagi, y sobre todo, ganarle terreno a tus recuerdos de la guerra para verte sonreír –siempre- tras el cristal de la distancia.

Hoy alzo los brazos y desciendo en el tobogán de los años donde me sumerjo sin tocar el agua. Va para ti, donde quiera que te encuentres, este ramo de burbujas, Ivonne Handall.

A veces llueve
y con ello se contraen tus tatuajes.
En un punto vacío el humo del cigarro
borda para ti mandrágoras y turbantes:
un país de luz abre tus dedos
como una pelota de frontón

martes, 22 de julio de 2008

CONDENADOTA (YO SOY IRON MAN)



Que te vas a ir sin decirme nada,
que mis poemas aquéos
están bajo la pata de tu mesa,
que me relamo los bigotes
por dentro y por fuera,
que el gato maulla,
las palomas graznan
pero tú ya ni te acuerdas.

Que te vas a ir a España
porque allá no echan bala,
porque confundiste mi Colt forifai con una peineta
¿pues de dónde güerita la cascada de tus cabellos suaves?

Que te vas a ir a Europa
porque el Rey Lear es más society que Pedro Infante,
porque digo ahincado y no -sientese señorita-,
porque tú andas en auto
y yo en mi caballo color sandía.

Que dizque porque sos del sur
y yo del norte
te vas y me dejas.

Adónde otro como yo,
a todo nixtamal, a todo mecate.

¿Me estás oyendo condenadota?

Pues si yo te queeeero
aunque me regañes porque ignorolo todo
de economía, matemáticas y ciencias políticas.

Que te vas a ir a España,
ta güeno, me quedo.

Ai lo ves si me caso con la Heidi

ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay , ay, ay, ay, ay

Yo soy Iron Man y no chillo... nomás me oxido

viernes, 18 de julio de 2008

PIROPOS

Leti, quién fuera Ovni para el Tepoztlán de tus ojos.

Leti, ¿A qué horas pelotas de besos para llenarnos de goles?

Leti, quisiera ser el barquito de tus cuadernos Scribe.

Leti, a ver cuando nos echamos esa tortillita al comal.

Leti, quisiera ser la lombricita que soba tu barriga.

Leti, ¿A qué hora llenamos de posol* tu jícarita?

Leti, quién fuera el surfer de tus olas.

Leti, quisiera ser el que hace bolitas de lodo con la tierrita de tu ombligo.

Leti, si fueras milanesa yo fuera tus papas fritas.

Leti, quisiera ser el peso que completa tu kilo de tortillas,tu taquito de queso a las doce del día.

Leti, ya sabes que soy el grillito sin patitas debajo de tu silla.

Leti, eres la gotita de rocío con la que abrigo el ajonjolí de mis deseos.

Leti, quisiera ser tu bigote espumoso de chocolate,el pan dulce que muerdes, tu sopita, el huevito duro,el maíz cocido de tu nixtamal.

Leti, ¿A qué horas apachurramos las pasitas,cerramos los paraguas, vamos por tu nieve de limón?


*posol: bebida tradicional en el estado de Chiapas

MÁXIMUN, EL CAMARONCITO ENAMORADO

Se dice, se escucha por los pasillos de este mar turquesa de sombrero tejano y arena de lejanos sueños, que pulpos de media tinta se comen la luz del verano.

Pienso que es un acto injusto porque de anaranjado paso al verde y del verde al azul y del azul a arrugas en mi frente.

Pero contrario a los cangrejos boquiabiertos que con sus accidentadas patitas remueven la arena, me corresponde caminar confirmando la suavidad del mar con estos letargos que encuentran a su paso poemas sin proponérmelo.

Mal hacen los cazadores furtivos en decir camarón que se duerme se lo lleva la corriente, porque navegar es lo más parecido a recolectar sueños.

Bajo el mar no hay un mundo de sombras, ni el otoño afecta a los corales; más si hay luna perfecta en el cuerpecito arqueado de Leti, con su bikini de perlas, su cadera de isla pequeña, su sonrisa de aguaceros de seda.

Ustedes no lo saben, pero bajo el mar decir "te quiero" y "paraguas", es lo mismo. Como Leti tampoco sabe que "al mojo de ajo" y "totopo" significan "moriremos". Mi corazón de río subterráneo es la fuerza, el coraje para cuidarla de tan tristes presagios.

Sí, sí quiero mucho a Leti. Por ello el mar es sólo uno cuando las luces del cielo se adormecen bajo su falda transparente. Entonces el oleaje nos indica que podemos traer al mundo camaroncitos recién nacidos.

¡Ah qué buena salen estas camas de burbujas!

blu blu blu blu blu blu blu blu blu

BETTY MUN

Debe tener la mirada triste
y ha de dibujar delfines
en la arena revuelta
de esas tardes de verano,
comiéndose un helado,
mordiéndose las uñas,
buscando un ave extraviada en el horizonte.

A las cinco de la tarde
sobre la piel de sus manos,
una ballena blanca.

A las siete
un terrón de azúcar
en su café con leche.

A las ocho
un cometa por el tragaluz,
la luna como una luz de bengala
y las estrellas como pequitas en su pecho.

Debe tener la mirada triste.
Su voz sin timón naufraga en mi habitación,
y al rozar mis labios un beso de luciérnagas
también es un chubasco de lágrimas.

La nostalgia es sólo causa del mal tiempo.

LA RANITA

La ranita, un poco bizca, atrapaba luciérnagas para su alhajero de luces.
La ranita, desesperada porque no alcanzaba la "cifra incontable", atrapó
un gusano encebollado. ¡Guácala!- dijo la ranita y se escondió dentro de
un calcetín con hoyos y de color morado.

Un pie agitó el charco y como si se abriera un gran ojo se calzó el calcetín
con hoyos y de color morado. La ranita apretujada hasta el redondo inferior
del párpado salió disparada para trazar con su panza una raya en el agua.

¡Zip!- dijo la ranita arrullándose dentro de una burbuja. Allá va la ranita surcando
el cielo en el gran globo perlado y salpicado de miradas de niños como tú que
no daban crédito a lo que pasaba.

¡Blup! hizo la burbuja y la ranita cayó destripada después de dos piruetas.

Pinche ranita, ni aguanta nada.

lunes, 14 de julio de 2008

YO PIDO

Ser niño. Envolver con hilos las ramas que tengan frutos.
Hacer una telaraña, sujetarla a una órbita,
dar vueltas y vueltas y preguntar
'¿a qué huelen los cometas?' sin estornudar.
Ser niño. Astronauta, si se puede y no es mucha molestia.

viernes, 11 de julio de 2008

EL ÁLBUM DE LETI

Leti:

Preguntas cómo naciste, si eres de polvo o de hojas de naranjo, un fruto o la arboleda de un parque donde tu papá y tu mamá buscaban oro o plata, zapatos impares, dinosaurios de ámbar o una ciudad bajo el follaje acústico de la marimba.

Imaginemos que tú eres una flor con tu paraguas de pétalos esperando que amanezca una y otra vez hasta que gritaste ¡ñaaaaa!

Un ser blanquísimo te tomó entre sus manos y le dijo a tu mamá: ¡es una niña!, como si proclamara su más grande hazaña. Ese extraño no es tu papá, se llama ginecólogo, compañero ocasional de tu viaje austral a esta terminal de aviones que suele ser la sección de pediatría.
Ese mismo día pusieron música de un guitarrista que se llama Santana y por eso te gusta el rock.
Tu mamá hizo suyo tu grito y aunque no dijo ¡ñaaaaa!, sí dijo ¡hija, hija!, pues aun no te llamabas Leti.

Tú no abrías los ojos porque no sabías lo que era un guiño, también movías mucho tus manos como si quisieras volar a un lugar al cual no podías llegar. Qué decir de tus pies despellejados y rosados y tu olor a ajo.

Tu mamá quedó un poco descompuesta, como si sus 33 años de vida se le fueron cabalgando. Después lloró mucho, pero se dio tiempo para inventar un nuevo lenguaje con el cual se comunicaba contigo: —ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah—.

Como nadie me decía: ¡Chincho, mira qué bonita niña!, me fui a casa a escribir tu bitácora de vida.

A los cinco días llegaste a mi casa y te di 57 besitos.

Y desde ese tiempo te quiero mucho.

Chincho, ex-vocalista del grupo The Who

Verano de 1978; Pulidín City.

EL PORTERO

Entrañable Leti:

Me duele mi dedito. Después de que me chutaran a gol y esto rebasara las medidas de combate consideradas, tuve que hacer un esfuerzo extra. El hecho de ser el mejor no garantiza que el de enfrente no haga hasta lo imposible por anotarme. La demanda me hizo, de nuevo, un héroe.

La saqué del ángulo y el mérito tronó mi dedito. Me duele. Lo primero que hice fue chuparlo pero el médico del equipo me gritó: ¡Cochino! El médico sacó de su maleta un spray con categorías de frío bien definidas: medio frío, frío, bien frío. El dedito quedó escarchado. Cuando le puse un trapito se parecía a tu abuelito. Ahora no sé si decirte si me duele mi dedito, o me duele tu abuelito. Pero me duele.

Los porteros algunas veces tenemos el corazón en los dedos. El médico, traumatólogo y no cardiólogo, viene cada dos días porque le colocó dos tablitas. El dedito quedó derechito, derechito.
Cuando llueve y te extraño, el dedito hace más grande las posibilidades mágicas de la lluvia: en los cristales empañados te escribo —con el dedito— hasta cinco cartas.
La lluvia es mi laptop.
En Chiapas la lluvia es una suerte postal que ata sus palabras a deditos fracturados por el amor, la vida, la distancia.

Cuando anochece, mi dedito se echa a cuestas su vendita, regresa a su lugar bajo las sábanas y se extiende al sueño que viene desde líneas arriba.

Y se me cierran, se me cierran los ojos.

Te extraño.

Desde Pulidín City.

El portero.

LA NEGRITA CUCURUMBÉ

Ay, Chaparrita, tan cerquita del cielo que hasta las manos arrastras.
Pedro Infante.


Conocí a la negrita cucurumbé en la ciudad de Tonalá, Chiapas. La negrita cucurumbé desde niña convocó controversias familiares: que si vendía cocadas, escribía poesía o, por el temor de ser desplazados, candidata a la presidencia municipal en traje de la mujer maravilla (Wonder Woman, para los que hemos recorrido mundo).

De una vez encaminada a regir su municipio, la negrita cucurumbé escribió enmiendas, explicaciones y sobre todo agregados:

a) Prohibido el rock y películas como las del Iron Man (sic)
b) Nada de hablar inglés, sólo el “turulo puro”

Cuando pregunté qué era el “turulo puro”, la explicación convirtió al patito feo en estibador de La Merced, es decir, empujaba el mundo gracias a la mamá de ustedes y la mía. Ah, cómo las recuerdan.

La negrita cucurumbé daba saltos de alegría que luego se convirtieron en pasos de baile. Era una niña muy noble esta negrita, por lo que además de salvar su pueblo se vio obligada a amenizar todas las fiestas familiares. Pobre negrita, se le veía cansada y con ganas de correr y de esconderse a llorar en algún rincón, cualquiera, de la casa.

Recuerdo que a la negrita no le caía muy bien, sobre todo por mi gusto por el rock. En la escuela y dedicado más a caprichos y gustos personales, me la pasaba todo el día con mis audífonos y simulando tocar cientos de guitarras eléctricas. La negrita hacía mofa de ello: -sí, sí, sí, channnggg, chiiiin, chuinnnnng, ruaaaaang, chan, chan uuuiiiiiiiii ¡Payaso!

-¿Qué pasó mi negrita, what´s up con tu vaquero?
-¿Vaquero?, pues sólo por tus piernas zambitas. Nomás sea jefa de grupo y vas a ver, vas a ver.

Aquí entre nos, la negrita fue mi traspiés, puso mi corazón patas arriba y para eso, andaba en patines (yo, pues la negrita era muy pobre y sólo jugaba a las cucas).

La negrita cucurumbé, curvilínea hasta en mis sueños de fut, ocupó los cargos más altos en la escuela. Fue ella la primera en tener libros, diplomas, dibujitos en cerámica donde se explicaba que un tal Ulises abandonó a su esposa Penélope que tejía chambritas porque el malvado de Ulises andaba con unas sirenas ya que dominaba el arte de algo que se llama en política “las plurinominales”…bueno, ésta es la versión de unas amigas feministas de Jalisco que nunca superaron el seis de calificación, así que la historia no es del todo confiable.

La negrita, que para esto ya era “mi negrita”, creció y creció como un mapa bondadoso de tallas que la volvieron sexy, con ese ritmo lento que sumaba coros como los de…

…me podrán robar tus días, tus noches no, cantaría Joaquín Sabina…

La verdad, no fue eso lo que dije la primera vez, sino ¡mango, acá está tu chango!

Después de unos años la negrita, contrario a lo que todos pensaríamos, ya no ejercía ni el detalle erudito que dan los libros ni el temperamento que dan los años acumulados como jefa de grupo, sino la bondad que dan los grupos de oración, tal como me lo confesó ese día:

-Gordito, acepta a Dios en tu corazón.
Y que me quema mis discos de Iron Maiden. Sin duda, la negrita cucurumbé fue la autora del primer genocidio de demonios en la historia.

-Luis Daniel, no me lo vas a creer pero tú, precisamente tú, siempre has estado en mis oraciones- me dijo la negrita.
-Oh, negrita, y tú, precisamente tú, estás en mis ojeras de tanto soñarte en bikini en mi alberca.

Entonces la negrita cucurumbé sonrió por primera vez.

(Aquí es donde se apagan las luces y beso a la negrita, mi negrita)

EL SON DE LA NEGRITA

Tú eres mi negrita, negrita cucurumbé
(negrita, negrita cucurumbé)

el polen de tus flores llena de venenito mi sangre
negrita, negrita cucurumbé

cae el mango a la tierra y yo, negrita, acaricio tus piernas

tú eres mi negrita, negrita cucurumbé
(negrita, negrita cucurumbé)

dame tus parabienes de azúcar
que la caña no está en otra parte,
es tu boca negrita, negrita cucurumbé

love on the rocks y apunto con el dedo tu cintura
negrita, negrita cucurumbé

tú eres mi negrita, negrita cucurumbé
(negrita, negrita cucurumbé)

tiqui tiqui agua de coco, tonalópolis, La Habana,
tiqui tiqui marielitos marinela, piloncillo, venenito en mi sangre
negrita, negrita cucurumbé.

viernes, 4 de julio de 2008

Fillol

A mi amigo Eduardo Rodríguez Zendejas

Fillol es un gran portero. Fillol es también un niño.
Fillol ve al cielo, levanta banderas, ataja penaltis,
tiene cuerpo de leoncito marino.

La mamá de Fillol —cuando está triste—es un pétalo marchito
y por eso no puede lavar el suéter verde con la leyenda ''Soy el Pato''.

La mamá de Fillol no tiene una pierna,
a cambio de ella, una estrella.

Fillol es el portero número uno.
Nadie como él para que el delantero
vea pasar las horas sin poner un pie
en un gol que les dé la gloria.

Fillol es el mejor portero, dice su novia.
La novia de Fillol se llama Helena.
Helena no crece, florece.

Helena es una niña del mundial 78.
En el mundial del 78 Fillol tenía raspadas las rodillas.
Fillol al jugar sufría.

Fillol superó la prueba. Helena lo besó y le dijo: mi héroe, mi valiente.

Fillol quiere mucho a su mamá.

Fillol aprovecha los quince minutos de descanso
y calienta el carbón mientras mamá le dice:regresa a jugar, Pato.
Pato era su papá. Pato le decían.Pato amarraba a su cintura
escritos contra el general Videla.

Videla hundía codos y rodillas en el césped de los estadios.
Videla daba gritos y puntapiés.Videla fue el rey del faul.

Fillol es un niño.Portero eso sí. Y de los buenos,de los que atajan y vuelan.

Helena es su novia. Helena es güerita y teje suéteres verdes
con el número siete. Fillol ama el número siete.

Fillol dice que papá Pato jugaba por la izquierda.
Fillol dice que su papá no fue portero sino el conductor
de muchos goles en la otra meta.

Papá Pato entre nosotros no se encuentra.
Se fue al cielo por órdenes del General Videla.

Fillol tiene 25 pajaritos en su patio que alimenta.
Fillol además le gusta ver cómo el viento conserva
su buen humor sacudiendo tendederosy anuncios de tiendas.

Fillol es el mejor portero del mundo,
y vaya que el futbol no es un minúsculo planeta.

Fillol usa un suéter verde que le regaló Helena.
Fillol tiene diez amigos más:medios, delanteros, defensas.

Fillol grita, ordena, tienen qué ganar,siempre ser los primeros.
Helena abre una ventana que da a la otra acera.

Helena cuida a mamá mientras Fillol juega.
Fillol después del juego busca a Helena.
Fillol es un portero aguerrido que gustade contar estrellas.

Helena es tan bonita que se refleja en una gota
y al peinarse no se demora.

Helena compra muchos suéteres verdes
con el número siete.

Helena cose shorts, medias, guantes.
Helena declara a la prensa:Mi novio es Fillol, el Grande.

Fillol llora un poco porque mamá no tiene una pierna.
Fillol dice que será campeón del Mundial 78.
Fillol dice que hay suficiente luz para que ningún
balón se le escape de las manos.

Fillol firmó para el equipo de River Plate.
Fillol no cambia por nada el suéter verde(ama a Helena, el número siete).

Fillol compró con el dinero del contrato
una casa para mamá en Madrid, España.
Pato, Patito, dice mamá al acercarse a la casa.
La mamá de Fillol ha olvidado por un momento
que le falta una pierna.

Fillol busca a Helena para que bajen juntos
a la playa seguros de que el Mundial del 78 traerá cosas buenas.

Fillol sabe que Helena es una niña linda.
Fillol sabe que no recogerá nunca más basura de las calles.
Fillol es titular en el primer juego y sale a la cancha con el suéter verde.
El anunciador dice:''Y con el número siete, Fillol, el Pato, de River''

Mamá llora de la emoción desde Madrid, España.

CONFIESO QUE...

Es cierto que si escribiera un poema
trataría de fingir que no es para ti,
voltearía a ver la calle, haría como quien lee el periódico
y en la página 3 levantaría tu falda.

Es cierto que al encender un cigarro
es para hacer círculos de humo
sin bulevard o ciudades de por medio.

Es cierto que cuando vamos al cine
mis dedos rozan tu boca
y mi corazón vuela como un avión de noche.

Es cierto que en una sola frase caben
palomitas, refrescos, sándwiches,
cacahuates japoneses y la Caja de Pandora.

Es cierto que al cerrar los ojos
es porque tu falda ya no existe
y justo este poema empieza a echar fuego.

También es cierto que tus escotes
son verdaderas ofrendas,
que mis manos reclaman tus formas,
que posdata adentro tu mirada
es lo más importante.

Es cierto que tu corazón tiene forma de cuchillo
y traza una línea delgadísima entre tu cama y la mía.

Es cierto que cuando te distraes he visto tus senos
pero también lo que escribes.

Es cierto que cuando bajas del taxi
tus piernas revierten el curso del planeta
e inmediatamente tengo que remojar
mis ansias en un vaso de agua
(y cuento los ¡ah, ah, ah, ah, ah!
que no son más de diez pero nunca menos de cinco)

Es cierto que con letras pequeñas digo:
amor, vida mía, chiqui, chiqui, chiquitita.

Es cierto que paralelo a tu cintura
hay un poeta que a escondidas te besa.

Es cierto que llevo días a la orilla del mar
de un tequila con sabor a pistache.

Es cierto que aún no he levantado tu falda
y pienso el por qué y sólo acierto a decir
que, quizá, estamos viendo "Buscando a Nemo"
y no "Memorias de una Geisha".

-Mi amor, me pasas los garapiñados

-ssshhh- me calla

Esta noche sólo las medusas hacen table dance

GALLETAS



Cuando alguien me habló de galletas, busqué una silla para subir y alcanzar la caja que estaba encima del refrigerador. Chocolate, vainilla y coco las hacen género, pericia y encanto; galletas, las galletas. ¿Quién no se vuelve loco por las galletas? Las galletas, además, es una palabra muy chistosa. Es como si se juntaran miles de súplicas al querer morderlas: ¡no, no, no!… y ¡zaz!, la mordida.

A veces, y en honor a todas las mitades, permanecen en ese rigor en tus dedos: una mitad adentro, otra mitad afuera; pero también se hacen pedacitos, un ejército de pedacitos e igual, vestigios de una buena mordidota.

Cuando alguien me habló de galletas, fui por un vaso de leche, mi pijama de Scooby Doo, el DVD de la película Shreck 2, mis cigarros de la caja fuerte y el encendedor mágico donde se desnuda para mí solito una mujer que nunca me dice su nombre.

Las galletas se deshacen aún redondas, rectangulares o cuadradas y, ahí, la purificación geométrica. Saben bien las galletas, creo que por eso la vecina le grita a su esposo todas las noches "mi amor, mi amor, métele galleta", "sí, sí, sí, más galleta, más, más, más...". Y al igual que yo, las comen en la cama y ven películas, aunque creo que nada más les gustan las de guerra porque sólo se escucha ¡ah, foc!, ¡ah, foc!, ¡ah, foc!


Mi amigo Omar Navo, que habla bien el inglés, dice que foc es algo así como ¡me muero!, ¡me muero!

En fin, vivan las galletas.

MOM AMOUR

Bob Esponja no es un anticonceptivo
Bart Simpson

Uno se enamora de la mujer perfecta, y ellas del hombre equivocado. El amor, de todos modos, justifica malabares, sufragios, piruetas igual para mujeres y hombres, los cuales conforman verdaderas repúblicas de dudas, deseos, disculpas y nuevos intentos. En lo personal mi amor chiquito no se compromete a prontas dimisiones. Si bien dicen que por mi comportamiento colérico, celoso y hasta mal educado merezco la muerte o estirarme de los flancos derecho e izquierdo, o lo mejor “ay Luis Daniel, no sé que voy hacer contigo, quizá te meta a un garrafón”, cada distanciamiento me hace ir por el gran lago de la vida como remando hacia atrás mientras la mujer que amo llega al trabajo como recién bajada de un crucero por el Caribe.

¿A poco el amor no nos hace surrealistas?

Confieso que soy lo humanamente cruel como lo soy humanamente bondadoso, y que todo depende de quién empiece el rompecabezas que cada uno trae entre manos después de ir al cine, cenar unos quesitos, saborear tres o dos chocolates, contestar un montón de llamadas pendientes en esas cosas malditas que son los celulares

-Mi vida, apaga esa chingadera
-Orita
-Mi amor, ven dame un besito
-Orita
-Cariño, Tonalá no se hizo en un día-Ori…¿Queeeeé? ¿Con mi pueblo no te metas!

Entonces mis nobles sentimientos (parecidos a un beso en su frente a las 7:30 de la mañana) intentan reacomodar la secuencia de nuestras vidas sin que ella me recuerde a sus exnovios y yo a mis exnovias, que siempre salen a colación como traspiés, piquetes de ojos y una que otra mordida en el alma.

¡Viven como perros y gatos! grita su amiga Valeria, que también es mi amiga, pero en estos casos es unilateral a la causa feminista y se acomoda como porrista del América o los Jaguares al lado de la mujer que amo. Y ahí me tienen sin beso, sin abrazo y sin una sopita caliente (receta familiar, a 3.50 la bolsa. Gracias por su compra)

Otra cosa es que compartir el mismo oficio, el de escribir, en distintos periódicos hace que existan pequeñas guerras por notas, temas y hasta por quien está mejor posicionado en el mercado (San Juan, por supuesto)

Pero el amor, después de las dos de la mañana, es como caminar descalzo en la oscuridad, recordar en voz alta cada uno de los momentos más tiernos y cariñosos que sumamos durante el día. Es ahí, cuando al verla dormir y desde la altura de una nube iluminada por la luna, sé cuánto la amo.

A veces se levanta y me dice-¿Otra vez no puedes dormir? ¡Es tu conciencia!
Y recuerdo esa frase de Joaquín Sabina que dice “el amor es el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño”. Por lo que desvelarse es poner el resto, apostar hacia donde nos conducirá la imperiosa necesidad de molestarnos el uno al otro.

Hace algunos días revisábamos su proyecto de cuentos para niños cuando me recordó que soy bien malo con mi amigo Carlos, sobre todo porque siendo anfitriones de alguna reunión y sin pedir permiso para decir groserías, soltaba la siguiente petición

-Putitín, me estoy secando, pásame una cerveza
-No le digas así- me regañaba entre dientes mi bella dama. Por lo que corregía
-Órale pues ¡Ea, Dragón Ball, pásame una cerveza! Y he ahí sus ojos, como dos dragones desperezándose, a punto de lanzar fuego sobre mí, o como Red Sonja levantando su espada y ¡zwan! mi cabeza rodando por el piso.

El amor en si mismo tiene un error de perspectiva y asfixia porque se trata de someterse a las duras pruebas que da la vida desde sensibilidades y emociones dispares, cuya excepcional energía hace que el mundo gire, no se detenga. Cada palabra dicha, al paso del tiempo, se reconoce al tacto, remonta sobre un barco de papel el fardo de los desaciertos y nos devuelve la inocencia. Reconozco que no hay día más triste cuando ella no me habla y se enoja y efectivamente no sabe qué hacer conmigo.

-¡Te quiero matar! me dice en el teléfono a manera de señal, de luz de faro en la alborada de su voz desde el mar del Soconusco. Por eso siempre regreso a casa, a sus brazos, a su cuerpo, el amor, que no es un juego de ciegos, sino el de dos niños perdidos en la gran ciudad.

San Agustín Etla, Oaxaca, México

UNA FLOR EN TU CABEZA


Leti:

Nos empeñamos en crecer, en abrir los ojos debajo del agua, alcanzar Las Antillas sin palidecer por falta de aire, exhalar tan fuerte que el mar iba por las sábanas como una tijera abierta...

Aún siento tus manos apretándome la nariz, diciéndome ¡no respires!, escondidos bajo la luz de una vela para inventar siluetas que se morían cuando el viento sacudía las cortinas. Pero cuando mis ojos se asomaban por tu hombro como dos balones pateados y de medio uso, gritabas desesperada -¡Respira Chincho, respira! Y me prestabas tu snorkel, y el aire llegaba a mis pulmones con sus llanuras de pasto verde; por eso sé que de tanto respirarte tus labios saben a miel con mazapán y chicle bomba.

Un día me dijiste ¡Cómo me gustaría volverme nardo! Fue entonces cuando el mar dejó de hacernos cosquillas en los pies, olvidamos practicar 'bucitos' y corrimos al jardín.Es el tiempo de las flores, dijiste, a la vez que me exigías ponerte tierra en la cabeza. ¡Quiero tener una flor en la cabeza!

El mar quedó como un montón de ramas secas, pero nos dejó semillas para la cabeza de Leti. Desde ese día ella es de arcilla y yo no tengo la nariz roja...

...Y la flor crece y crece y crece...

Hay quienes piensan que es un sombrero, allá, en El Péndulo, donde todos los días cantas, mientras yo le agrego dos cerezas a esta carta que parece un enorme pastel de cumpleaños.


Desde Pulidín City

Chincho: bucito, jardinero, carpintero y rocker

HOY NO HABLARÉ DE COHETES

Leti:

¿Cómo enfrentan los niños la muerte? Será que con sólo cerrar los ojos e imaginar que el resto de las almohadas se convierten en ramas secas, alba de flores blancas que avanza hacia mis pies sin dejarme de hacer cosquillas porque enumera mis huesos en secciones a b c d.

Supongo que no hay rastro más esperanzador que ubicarnos en los últimos asientos cuando el barco se vaya a pique, cuando el silencio reconozca a tientas mi sonrisa y el dardo, necio intento de morfina, haga blanco en el centro. Entonces el mar se desatará de estas líneas y subirá a través de las paredes como un homenaje para niños hiperactivos y preguntones.

Nada de zapatos nuevos ni bombarderos de agua, mucho menos inventarios con espinas. Sólo un remiendo en los pulmones, mi aliento en tus caderas, mis ojos cerrados para siempre.Sabes... me gusta mucho mi camisa recién lavada...

Te quiero, siempre

Desde Pulidín City.Chincho