viernes, 10 de enero de 2020

ODA AL PORTERO (EL QUE FUI, EL QUE SOY)



El portero no sabe poner el oído en la tierra. No lo necesita para escuchar el tránsito de personas, el río que se desdobla al otro extremo, la moneda y su puerto de sueños: la riqueza.

El portero no termina su papel en el terreno de juego, ajusta las melodías de vuelo, los matices del lance, menciona con honor al autor de la simbiosis: el delantero.

El portero –peninsular y desterrado, sobresale de los reinos de las sombras de la estrategia. Ataja y despeja hacia los hijos naturales de la Historia: los que hacen posible el juego.

El portero tiene un pequeño jardín en el pecho: igual sale de ahí un hijo muerto o el hosco pájaro de la tristeza.

A su enorme figura no la mecen las olas de la derrota ni de la victoria.

Honor y respeto.

Luis Daniel Pulido

2 comentarios:

IXMANIK dijo...

He ahí la importancia desde la experiencia, gracias por escribir tan sabias palabras y la parte fundamental de un Portero, me rememora a un cuento de Antonio Skármeta sobre la importancia de ser portero y ver cada juego, como el juego de su vida.
Saludos y más éxitos. Un abrazo

luis daniel pulido dijo...

Gracias, amigo. Cómo no: El portero de los Andes. Me da un enorme gusto que te haya gustado el texto, que te remitiera al cuento de Skarmenta; además de tu tiempo por la lectura y el generoso comentario.

Un fuerte abrazo.