jueves, 9 de enero de 2020

NORUEGA



Tec Regional, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. 1986

Qué difícil poner atención a las clases. Miro la grieta que se abre en el cielo, la naturaleza silvestre de los insectos en el lodo, el entorno hostil para los búfalos en las películas de vaqueros y lo más importante: a la muchacha más alta y bonita de la escuela y mi célebre rastreador de barcos hundidos en glaciares escandinavos a eso de las seis de la tarde.

El ruido a veces es el lugar más salvaje, ya sea para obtener un poco de comida o para sobrevivir entre cazadores furtivos. Nada que esté en mis manos resolver: mi imaginación es el numeroso contingente de barquitos que zarpa acompañado de ecos, estertores de selvas, tierras inmersas en la oscuridad total. Por eso nunca falta la isla volcánica, su cuervo de lava, el poema de Coleridge, el barco fantasma.

Nunca –recuerdo– pude librar los sistemas de vigilancia aéreas que bombardearon mis libros, mis cuadernos. Las respuestas nunca fueron las correctas.

Qué importa: Noruega es un país con 24 horas de mar abierto.

Luis Daniel Pulido

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