miércoles, 8 de octubre de 2008

TRAVELLIN’




El amor es susceptible
a las bajas temperaturas,
puedo ver en el espejo
que digo –Claudia- y tiemblo.

Intento explicarlo y pongo un disco
y firmo pases para viajes gratis
en el ferrocarril que rodea
la raíz de un arbolito de cerezas.

Podría, con este frío,
ser el albatros que emigra,
un magnate del acero,
las filtraciones de agua
de una mina abandonada.

Quiero –reticente
como son los buscadores
de tesoros- resguardar los graffitis
de la extinta Berlín Oriental
bajo la tierra húmeda
del jardín que da a tu puerta;
tener el corazón más grande,
como el desierto del Sahara
para que contemos –juntos-
cuántos pétalos de arena caen en tu mantel
cada vez que digo –Te quiero-

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