martes, 8 de enero de 2019

SATÁN A TRAVÉS DE LA NOCHE



Era un niño –escoltaba
a sus demonios a la puerta;
hablaba poco –digamos con nadie–,
cristal sin luz, pradera de pájaros migratorios,
perros echados a la calle

No era bien recibido en los talleres
de poesía para niños,
no vio tardes que duraban toda la vida
a pesar de que era Satán de ojos grandes

Era un niño –su mirada fija
en una esquina dejaba ver el fuego
en la pulpa de una manzana,
en un centenar de pájaros muertos,
en el Jesucristo glaseado de los diminutivos:
mamita, papito, gordito ¡la chingada!

No entró a tu burbuja de “Dios te cuida
en todas partes”,
no dio señales de bien por aquel ramito
de estrellas fugaces

Mataba y degollaba patos
y después metía sus pies en la piscina

Así me sigo viendo en el espejo


Luis Daniel Pulido


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