domingo, 24 de julio de 2016

EL PAÍS ARDE Y NUESTROS NIÑOS NO REGRESAN A CASA



El país arde,
tú y yo sabemos que arde.
Y no hay embarcación ni canción favorita
ni un extravagante planeta a donde irnos.
Nuestras oficinas –antes dos sopas para escoger,
sala con puerta al Mediterráneo–  son ahora
las glándulas secretantes de climas artificiales

Pero hay que cuidar el medio ambiente,
y se apagan

El país arde,
tú y yo sabemos que arde.
Y no está el reducido grupo de amigos,
el auditorio de cinco personas,
el poema que revolotee en el cuarto.
Nuestras oficinas –antes luz contra la pared,
pista del Estudio 54– son ahora alfombras
con puestas de sol persas, Wi-Fi de usos múltiples,
enormes búfalos en peligro de extinción


Luis Daniel Pulido

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