viernes, 29 de marzo de 2019

EL REIKI Y LA AMADA LÍDER




Yo no entiendo el reiki. Su cautela, primero, para romper los climas opresivos; segundo, la sumisión espiritual ante la líder. Es que sí, hay una líder que tiene los datos directos y concretos de la magnitud de tus males, dolencias, maldades, vacíos.

Por eso, imagino, el reiki también es literario, jubilosa Secretaría de Educación Pública. Eso sí, sin sindicatos chafas.

La líder es la parte más entrañable del reiki. Buena onda, gordita, como una carretera después de la lluvia que conduce a enormes ruinas prehispánicas o cipreses de una catedral barroca. Que da sombra. Que da cobijo. Que le salta el ombligo.

No sé. Igual el reiki es chamánico y uno cierra los ojos y siente cosquillas y uno dice “hazme piojitos” pero la líder te desea buen viento y sopla y uno se desintegra.

Caray.

El reiki “no es pa’ mí”, me digo a mi mismo, seguro, mientras la líder a 270 000 años luz de la Tierra se deja venir con toda la fuerza gravitacional al dedo chiquito de mi pie izquierdo.

Y grito. Y despierto.

La amada líder juega a las pizpirigañas con un montón de niños.

Sudor frío.

Luis Daniel Pulido

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