martes, 30 de enero de 2018

LA PROFUNDA TRISTEZA DEL DIOS DEL TRUENO




A la memoria de Doña Rosy, mi mamá

Nada queda de los cines a los que fuimos,
de la vieja vocación fiscal de los estudiantes de contabilidad,
la tilde francesa de las “niñas bien”;
la isla volcánica, el paleontólogo autodidacta,
la lámina corroída, Godzilla

Nada queda de las calles de tierra,
el verano cósmico, el murciélago asustado por el sol,
el regreso de los magos, las luciérnagas

Nada queda de los cines a los que fuimos,
las despedidas portuarias y Santo y Blue Demon;
los puntos de energía, los flujos sanguíneos,
el papalote –en lo más alto– de La Lomita,
y las pulsaciones y las constelaciones

Nada queda de lo que fuimos:
nos mataron, nos olvidaron, nos demolieron

Buscamos luz entre las piedras

Luis Daniel Pulido 

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