martes, 16 de abril de 2013

VOLVAMOS A CASA, MARIANNE FAITHFULL



Cada vez me importa menos este país,
esas ideas –cada una con su propio centro urbano–
que permiten  la alta definición, los más diversos proyectos
de crítica: no podemos evitar ser protagonistas comunes
donde no hay cabida para aceptar la derrota,
que la amplia cultura o bien el hilo de becas y quincenas
vaya al mismo bote de la basura, al mismo abismo sin fondo;
y pues sí, en esta gran farsa uno no puede negarse a ser parte
de ella: regresé al facebook, digo que trabajo en un libro,
volví a ser soltero, no me atormento con ideas previas;
esto es lo que soy, lo que tengo y repito: que este país sea el pasto amarillo
de Ciudad Universitaria, una vela encendida, la sangre del hombre ejecutado.

Lo que me interesa: El Atlas no desciende y desde ayer uso parches
de Buprenorfina.

Luis Daniel Pulido

Hospital del Issste, Tuxtla Gutiérrez, Chipas; Méx.

lunes, 15 de abril de 2013

DOMINGO SIN HORIZONTES*



En cierta forma –la mesa servida,
el periódico de la ciudad de México,
las declaraciones de Ibrahimovic,
la abolición de la esclavitud en el cielo
o la África negra– tus manos siguen aquí,
tu amor a los viejos puertos, tu ocasional
buena fe por los niños de la calle,
el sonido de tus pasos subiendo la escalera
como un fantasma de tetitas rosadas
que a nadie le importa; atada a tus miedos
y los títulos en inglés que se suman a los nuevos caminos
de tus neurosis literarias, a todas esas frases sobre el compromiso,
la veldá, el oficio

Las cosas no cambian:
Hueles a pescado y eso me hace
febril e impaciente

Luis Daniel Pulido

Col. El Carmén, Coyoacán, Ciudad de México; diciembre 2008

*Este poema rock forma parte de mi proyecto El apetito de los ciegos, en el cual trabajo para que sea un próximo libro, e inspirado en el Murder Ballads de Nick Cave, en la película Silver Linings Playbook y el Aftermath de Los Rolling Stones

jueves, 11 de abril de 2013

MORIR DE AUTISMO ANTE TANTA MIERDA

Keith Richards con Anita Pallenberg


Empezar de nuevo corroído por el salitre,
en un rincón, sentado, tapándome los oídos:
odio la música norteña

Sin libros, con enormes manchas negras,
un dictamen médico, y al fondo Hindermith
–de verdad, tocando– en el patio y no en las páginas
de una edición del Fondo de Cultura Económica,
en el texto de un especialista:
como una ola, jaque mate contra ti,
estúpido Vicente Fernández

Empezar de nuevo, con las manos en los oídos,
sin Gide ni Carson ni Montaigne

Debería llamarme Keith Richards
y pincharme los brazos de heroína

Luis Daniel Pulido