domingo, 25 de julio de 2010

ENTRE BUKOWSKY Y BART SIMPSON

Bob Esponja no es un anticonceptivo
Bart Simpson
Claudia está en Guadalajara. Estudia y cocina y me pone al tanto de sus actividades. Los vientos del norte no sólo inflaman banderas de una ciudad que no oscurece, levantan el velo de las luces y entreabren sus labios de césped húmedo para aspirar el canto del jilguero sedentario bajo el apremiante sonido de las campanas.

Tiene que aprender inglés, ocuparse de la novela histórica del diseño gráfico, aplastar un congal de mosquitos que no la dejan descansar y subsistir –con lo que tiene de ropa– el recamado perverso de la moda.

Extraña a su mamá, el borrador a lápiz de un niño que le chupa la sangre, las sombrillas veraniegas del horóscopo chino, el punto más lejano donde escapaba del tiempo por un agujero antes del jalón de orejas.

Pero hoy Claudia está en Guadalajara y ambos brincamos sobre los puentes colgantes de la larga distancia.

Ya habrá tiempo de apedrear murciélagos.

jueves, 22 de julio de 2010

CUANDO LOS SUPERHÉROES DESPIERTAN TRISTES

Foto: Raúl Ortega


La memoria es una urbe, implica reconsideraciones de velocidad, conocimiento del peatón, contraseña del aliento donde cada página es la banca de un parque que abre sus puertas como tú abres los brazos.

Bajo la sombra de los edificios de esta memoria muchas veces tuvimos frío, pero aún así no paramos –nunca– de platicar y reírnos.

Y hago recuentos como invento señales, manita de puerco, cuernitos, aves.

Llegaron los amigos a la casa y la memoria me ajusta cuentas. El relámpago ilumina miles de rostros, parpadeo en zigzag y toda teoría sobre el origen del universo es un sobresalto, una lágrima, tú, otra vez, dándole palmaditas a mis manos para no robarme esas galletas que compras alrededor de las cinco de la tarde.

Cuando vuelvas te prometo ya no hacerlo, y no porque esté a dieta, sino porque te extraño. No olvides que juntos tenemos que derrotar al Duende Verde. Y tienes que ser fuerte.


BOTELLA AL MAR

Tuxtla Gutiérrez; Chiapas (un día cualquiera)

El periodismo en su condición de paquidermo prehistórico es tan intenso como intuitivo en su visión crítica, especie de embudo que garantiza recursos para familiares y amigos y se convierte en un monopolio de encabezados.

Tal libertad de prensa “representativa” es en realidad un esquema de poder compartido que evita la oposición y construye, a partir del control de la información, habitaciones íntimas para las “ideas”. El ejercicio por eso es intrigante y artero.

Cuando Juan Sabines junior, hijo, dijo “gobernaré con los medios”, consciente o inconscientemente autorizó las pequeñas, medianas o grandes empresas privadas que a lo largo de la historia del periodismo en Chiapas han hecho de la usura toda una cruzada por el folklor, el punzón, la unidad, la bonita familia.

Eso sí, el periodismo como todo proyecto retributivo, no pierde su valor patriótico y todos juran amar el terruño. Y eso contagia: vemos que todos los días no acaban de transferirse la estafeta de quién habla mejor o mal del rey chiquito, que de paso les ha devuelto la confianza, la vida misma.

Es el periodismo el más claro ejemplo del porqué somos el estado más pobre y atrasado, ya que desde ahí se atenta no sólo contra la integridad territorial (permitiendo la deforestación), también contra la dignidad (permitiendo ser subempleados).

Como buenos profesionales de la extorsión, la mayor ventaja competitiva es la de conservar sus empleos, su discurso, gracias a la unificación del “gremio”.

Tan dinosaurios unos como los otros.

miércoles, 21 de julio de 2010

¿Y LOS NIÑOS LAS PREFIEREN RUBIAS?

Hotel Chelsea, Manhattan, Nueva York. Foto: Nadia Villafuerte


Existe un portal que nos permite entrar –como espectadores– a los viejos campos donde nos preparábamos para hacer lo que sigue siendo la pregunta del millón ¿Quieres ser mi novia?

Para mí, un niño tímido, los terremotos del desamor eran de consecuencias impredecibles. A veces me consolaba sentado en la sala de un Banco estornudando por el aire acondicionado. Raro modo, quizá, pero efectivo por mi alergia, la cual me hacía regresar a casa apresurado porque el ejercito de mocos reclamaba mi condición de hombre libre y enamorado.

Ya en casa, mi mamá me daba de tomar un montón de medicinas al compás de tangos y marimbas. Carlos Gardel era un señor que con su voz lanzaba flores al corazón de mi madre. Ese es el amor en los adultos, pensaba, y no el barullo de mi corazón de niño.

Supongo que las cosas al paso de los años cambian y que las monedas que aventaba a las fuentes hoy suman depósitos bancarios, cheques de viajeros, recibos de hipotecas, sombras que caen sobre mis hombros.

De niño, sigo pensando dentro del mismo portal de recuerdos, alguien renuncia a ciertos derechos de la vida y no fui yo en este caso.

Papá había muerto y mamá me compraba muchos boletos para ir al cine, por lo que los sueños de esa época siguen siendo éxitos en las carteleras de mi vida.

Entiendo que los trasplantes de médula ósea fallen, así como las vacunas contra el cáncer, o que en un temporal de tristeza me quede ciego.

Lo que no entiendo es por qué en las estadísticas sobre muertes de niños no aparece la de “corazones rotos por niñas bonitas”.

Por eso entre estornudos y raspones, me pregunto ¿Y los niños las prefieren rubias?

lunes, 19 de julio de 2010

ANTES DE QUE TE VAYAS A DAR TUS CLASES DE CURSOS DE VERANO


Este texto lo escribí en el 2006. Hasta hoy se publica.


¿Qué tienen los guerrilleros contra la moda?
Patrick “Kitten” Braden



Decidir qué película ver entre dos es un acto simbólico de respeto y cariño, una especie de democracia a cuerpo suelto, algo como “lo que tú digas está bien siempre y cuando me compres palomitas, cacahuates y pistaches”. Para ella el género, conforme avanza en lecturas, talleres y diplomados, hace de la elección un juego de atracciones temáticas respecto a tanto libro, tanto currículo. Entre Nacho Libre y Desayuno a Plutón la diferencia es mi afición a perder el tiempo, a ver mujeres desnudas, a no hacérmela de tos, a dejarme llevar como las hojas al viento, a convertirme en el eco de lo que alguna vez pensé era una gran película: Dos bribones tras la esmeralda perdida.
Los años nos remiten a fines y medios, y los medios matan los fines, es decir, mujer que paga manda. Vimos Desayuno en Plutón de Neil Jordan, y si bien no hay mujeres bellísimas como Nicole Kidman, no faltó el sentido del humor, el soundtrack poca madre, la contracción religiosa y la vocación plenamente irlandesa de que todo rebelde tiene derecho a escribir su historia de amor (recordemos Juego de Lágrimas).
En este caso, la homosexualidad del personaje Patrick “Kitten” Braden, nos permite ver lo que significa restaurar la vida a partir del amor, sólo el amor, nada más que el amor.
Agradezco a Diana el boleto, las botanitas, las sodas, los helados, y por llevarme a ver esta película para superar mi homofobia. Ya veremos –le digo– nada más mándale un mail a Neil Jordan explicándole que Plutón ya no es un planeta, sino una pinche roquita que brilla.
Pero, sin embargo, después de la película (y discúlpame por esto mi vida) me cae que te veo más buena. A ver cuando abres un taller de... de... de...¡bikinis! Yo pongo la alberca.

miércoles, 7 de julio de 2010

CAPÍTULO DOS


La niña me ve asomarme en una de las torres del palacio. Ella no cierra su libro y con ello me demuestra que sabe de expediciones: a qué horas la calma, a qué horas el peligro.

Escucho cuando los peces de la ortografía se dejan arrastrar por el agua, señal que su mirada está alerta y despejada. En una biblioteca, sin embargo, no existe el silencio absoluto y la niña se distrae.

Con pasos rápidos –de dos milisegundos y medio– cruzo un mapa lleno de anotaciones. Algo dice, no lo entiendo, parece otro idioma, sí, el idioma de las niñas tristes.

La niña esconde su corazón dentro de una latita de tomates (ahí el índice de accidentes es mínimo).

Yo me deslizo tímidamente, pero los arlequines pintados en la punta de los dedos de las manos de la niña me toman de la colita y me suben a lo más alto del estante.

–Mañana te enseñaré a amarrarte las agujetas y a ser un mejor espía –me dice exactamente frente al aeropuerto de dragones con playeras del Toluca

¡Coro de dragones!

Yo sí le voy, le voy al pum pum pum pum pum pum pum pum pum

Yo sí le voy, le voy al pum pum pum pum pum pum pum pum pum

Yo sí le voy, le voy al pum pum pum pum pum pum pum pum pum

Yo sí le voy, le voy al pum pum pum pum pum pum pum pum pum